30 abril 2013

Evangelio del día, 30 abril


Evangelio según San Juan 14,27-31a. 
Les dejo la paz, les doy mi paz. La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya en ustedes angustia ni miedo. 
Saben que les dije: Me voy, pero volveré a ustedes. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, pues el Padre es más grande que yo. 
Les he dicho estas cosas ahora, antes de que sucedan, para que cuando sucedan ustedes crean. 
Ya no hablaré mucho más con ustedes, pues se está acercando el príncipe de este mundo. En mí no encontrará nada suyo, 
pero con esto sabrá el mundo que yo amo al Padre y que hago lo que el Padre me ha encomendado hacer. Ahora levántense y vayámonos de aquí.

29 abril 2013

Cómic Bíblico, 6º Domingo de Pascua



Para colorear:

Evangelio Ilustrado, 6º Domingo de Pascua


La Ascensión: sopa de letras

BAUTIZAR, BUENA, CIELO, CRIATURA, CURAR, DEMONIOS, EXPULSAR, HABLAR, JESUS, LENGUAS, MUNDO, NOTICIA, PREDICAR SALVAR, SERPIENTES

6º Domingo de Pascua

Actividades 6º Domingo de Pascua

Actividad sobre la Ascensión

Actividad: La Ascensión


Fuente: Las Melli

Juego: La Ascensión

San José Obrero

Evangelio del día, 29 de abril



Evangelio según San Juan 14,21-26. 
El que guarda mis mandamientos después de recibirlos, ése es el que me ama. El que me ama a mí será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.» 
Judas, no el Iscariote, le preguntó: «Señor, ¿por qué hablas de mostrarte a nosotros y no al mundo?» 
Jesús le respondió: «Si alguien me ama, guardará mis palabras, y mi Padre lo amará. En ton ces vendremos a él para poner nuestra morada en él. 
El que no me ama no guarda mis palabras; pero el mensaje que escuchan no es mío, sino del Padre que me ha enviado. 
Les he dicho todo esto mientras estaba con ustedes. 
En adelante el Espíritu Santo, el Intérprete que el Padre les va a enviar en mi Nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho.


28 abril 2013

Reflexión 5º Domingo de Pascua

Celebrando la Palabra de Dios con niños, 5º Domingo de Pascua


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Actividades 5º Domingo de Pascua


Reflexión 5º Domingo de Pascua: Viviré contigo

Evangelio del día, 28 abril


Evangelio según San Juan 13,31-33a.34-35. 
Cuando Judas salió, Jesús dijo: «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él. 
Por lo tanto, Dios lo va a introducir en su propia Gloria, y lo glorificará muy pronto. 
Hijos míos, yo estaré con ustedes por muy poco tiempo. Me buscarán, y como ya dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: donde yo voy, ustedes no pueden venir. 
Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado. 
En esto reconocerán todos que son mis discípulos: en que se aman unos a otros.»

Avisos parroquiales


1.    La semana próxima iniciamos el mes dedicado a nuestra Madre la Virgen María. El ejercicio se realizará después del rosario.

2.   El próximo  miércoles, día 1 de mayo, tendremos en la parroquia el Rosario de la Aurora. Saldremos a las 7.30 de la mañana, por las calles de la parroquia. Si el tiempo no lo impide, lo celebraremos dentro de la iglesia. Al finalizar, tendremos la Eucaristía, a las 8.00 de la mañana.

3.   El sábado, día 4, iniciamos la Novena a nuestro Patrono San Pedro Regalado. El ejercicio se realizará después del Rosario. Se solemnizará la Eucaristía de la tarde.

4.    Con motivo de la Pascua del Enfermo que se celebra el domingo, día 5, esta próxima semana tendremos las Jornadas Diocesanas en torno al enfermo. Al fondo de la iglesia disponen de los temas, de los horarios y los lugares donde se celebren. Les recordamos que la parroquia ofrece atención a los enfermos e impedidos que lo soliciten. La víspera, el sábado, día 4, tendremos la celebración de la Unción Comunitaria de Enfermos. Será en la Eucaristía de las 12.30 horas.

27 abril 2013

Minilibro Padrenuestro

Actividad para los más "peques". Para colorear y crear el libro.

Vida del papa Francisco

Fuente: www.aciprensa.com

Carta de Jesús a su mamá en el Día de la Madre


CARTA DE JESÚS A SU MAMÁ EN EL DÍA DE LA MADRE

¡Qué seas muy feliz! que es otra manera de decir todo aquello que te dijo el Ángel Gabriel: "Dios te salve, llena eres de gracia, El Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres."

Sí, porque creíste. Porque "Felicidad" empieza con "Fe". y qué grande fue tu fe, como para no desesperarte en medio de tantas dificultades. Porque yo sé bien que te hice sufrir. Desde Belén hasta el Calvario, una espada se fue clavando, poco a poco, en tu corazón. Hasta que te hizo morir, de amor, al pie de la cruz.
Alguien dijo de mí que yo estaría muriendo hasta el fin del mundo. . Porque es cierto que yo sufro y que muero en cada niño que muere, y en cada hombre o mujer que llora, porque ha sido pisoteada su dignidad. Y tú, como madre sufres y lloras por todos. La madre es como un pozo de lágrimas, porque ella sufre y padece por los dolores y los desvíos de todos y cada uno de sus hijos.
Pero, ¿por qué decirte estas cosas tristes para felicitarte en tu día? ¿Por qué no traerte un ramo de flores, o decirte unos versos, o comprar un regalo a mi alcance? Total, en este mundo todo se arregla con dinero (?) Y le hacemos ganar, de paso, a los comerciantes que son los que inventaron y promocionaron este Día .
Pero no, tú no te dejas engañar. Tú no crees en besos y risas y regalos que no salen del corazón. De estos hijos que se acuerdan de la madre solo en su Día. ¿Y después? ¡Todo es hacerla sufrir!
Yo sé que Tú sufres porque hay hijos que nunca se dejan ver por tu casa, que es mi Casa. porque tienes hijos e hijas que andan peleando entre sí, por el dinero, por la política, por cualquier cosa,... Porque tienes muchos hijas e hijos que han profanado el amor, y aún la vida: Hay madres que no quieren a sus hijos. Los matan
Tienes tantos hijos e hijas ingratos, egoístas, soberbios,,,
Es muy cierto . Pero también tienes muchos hijos que te quieren, como te quise yo. Hay mucha gente buena, sencilla, con fe. ¿Te consuela? Pero te preocupan los otros... ¿Qué es lo que podríamos hacer por ellos?
Tú sabes que en el fondo del alma de cada hombre hay un niño. Y que este niño necesita, para vivir del cariño de una mamá. Por esto, también los hombres modernos y los del 2002, te necesitan a ti. Yo te los confío. ¡Vela por ellos!
Enséñales a creer y a querer. Enséñales también a saber esperar. Porque todo sufrimiento pasa, pero lo que se ha sufrido queda, como un fruto maduro. De la espina que nos hirió, nacerá una nueva rosa.
Y esta rosa es la que vengo a ofrecerte en tu Día, querida mamá. Y te pido por todas las madres del mundo. Para que te imiten a ti. Porque, si escuchan, como Tú escuchaste la Palabra de Dios, y la cumplen, si tienen como Tú, tanta fe y tanto amor, serán muy felices.
De todo corazón te lo desea tu hijo,
Jesús

Evangelio del día, 27 de abril



Evangelio según San Juan 14,7-14. 
Si me conocen a mí, también conocerán al Padre. Pero ya lo conocen y lo han visto.»
Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre, y eso nos basta.» 
Jesús le respondió: «Hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ve a mí ve al Padre. ¿Cómo es que dices: Muéstranos al Padre? 
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Cuando les enseño, esto no viene de mí, sino que el Padre, que permanece en mí, hace sus propias obras. 
Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanme en esto; o si no, créanlo por las obras mismas.
En verdad les digo: El que crea en mí hará las mismas obras que yo hago y, como ahora voy al Pad re, las hará aún mayores. 
Todo lo que pidan en mi Nombre lo haré, de manera que el Padre sea glorificado en su Hijo. 
Y también haré lo que me pidan invocando mi Nombre.


26 abril 2013

Evangelio del día, 26 abril


Evangelio según San Juan 14,1-6. 
«No se turben; crean en Dios y crean también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les habría dicho que voy a prepararles un lugar.
Y después de ir y prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes.
Para ir a donde yo voy, ustedes ya conocen el camino.»
Entonces Tomás le dijo: «Señor, nosotros no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?»
Jesús contestó: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

24 abril 2013

Evangelio del día 24 de abril


Evangelio según San Juan 12,44-50. 
Pero Jesús dijo claramente: «El que cree en mí no cree solamente en mí, sino en aquel que me ha enviado. 
Y el que me ve a mí ve a aquel que me ha enviado.
Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí no permanezca en tinieblas. 
Si alguno escucha mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo, porque yo no he venido para condenar al mundo, sino para salvarlo. 
El que me rechaza y no recibe mi palabra ya tiene quien lo juzgue: la misma palabra que yo he hablado lo condenará el último día. 
Porque yo no he hablado por mi propia cuenta, sino que el Padre, al enviarme, me ha mandado lo que debo decir y cómo lo debo decir.
Yo sé que su mandato es vida eterna, y yo entrego mi mensaje tal como me lo mandó el Padre.» 

23 abril 2013

Martes, IV Semana de Pascua


Hoy es 23 de abril, martes de la IV semana de Pascua.
Como cada día, la jornada de hoy es tiempo lleno de posibilidades. Un día de encuentro con otras personas, conmigo mismo y también con Dios. Preparo mi mente y mi corazón para dedicar, en medio del camino, este tiempo a la oración. Quiero hacer silencio para escuchar. Hoy, Jesús sale a mi encuentro. Él me conoce y se fía de mí. Jesús es el pastor. Un poema de san Juan de la Cruz, nos ayuda, hoy, a comprender el amor de Dios. Un amor capaz de dar la vida para que todos seamos uno.
Un pastorcico solo está penado 
ajeno de placer
y de contento 
y en su pastora
puesto el pensamiento
y el pecho del amor muy lastimado.
No llora por haberle amor llagado
que no le pena verse así afligido
aunque en el corazón está herido
mas llora por pensar que está olvidado.
Que sólo de pensar que está olvidado
de su bella pastora con gran pena
se deja maltratar en tierra ajena
el pecho del amor muy lastimado!
Y dice el pastorcito:
¡Ay desdichado 
de aquel que de mi amor
ha hecho ausencia 
y no quiere gozar
la mi presencia 
y el pecho por su amor muy lastimado!
Y al cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol do abrió sus brazos bellos
y muerto se ha quedado asido dellos
el pecho del amor muy lastimado.
San Juan de la Cruz
La lectura de hoy es del evangelio de Juan (Jn 10, 22-30):
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón.
Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: «¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente.»
Jesús les respondió: «Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»
Jesús estaba en el templo. Era un día de fiesta. Él quiere estar en medio de la gente. En medio de su gente y allí le preguntan: Eres tú el Mesías. Me pregunto ¿quién es Jesús para mí? ¿Qué lugar ocupa en mi día, en mi vida?
Jesus habla con estos judíos con claridad. Les dice cómo es él. Les dice, nos dice. Que sus obras dan testimonio de quién es él. Hago memoria de sus gestos y palabras. Sus obras que hablan de amor, de sanación, de perdón.
Hoy me pregunto de qué dan testimonio mis obras. No lo hago para flagelarme. No lo hago para ver si soy mejor o peor. Quiero hacerlo para verme con honestidad, para dar gracias, pero también para pedir ayuda, para escuchar mejor la voz de Jesús. Para sentirme en sus manos. ¿De qué dan testimonio mis obras?
Vuelvo a leer el texto con atención, con cariño, con esperanza. Escucho su voz. Él me conoce. Nadie me arrancará de su mano, nadie. Jesús, quiero escucharte, quiero estar contigo, sé que no hay montaña tan grandre ni valle tan profundo, ni río tan profundo que pueda separarte de mí.
Como tantas otras veces, quiero terminar mi oración hablando con Jesús. Le hablo de los sentimientos que han aparecido en la oración de hoy. Comparto con él mi fe y mis dudas. Mis luces y mis sombras. Mis seguridades y mis miedos. Señor, sé que nadie me arrancará de tu mano.
Dios te salve María,
llena eres de gracia,
el Señor es contigo.
Bendita tú eres,
entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María,
Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Fuente: Alforjas de Pastoral

Érase una vez...

Un pobre hombre que vivía en la miseria y mendigaba de puerta en puerta, observó un carro de oro que entraba en el pueblo llevando a un rey sonriente y radiante.

El pobre se dijo de inmediato "Se ha acabado mi sufrimiento, se ha acabado mi vida de pobre. Este rey de rostro dorado ha venido aquí por mi, lo sé. Me cubrirá de migajas de su riqueza y viviré tranquilo".
En efecto, el rey, como si hubiese venido para ver al pobre hombre, hizo detener el carro a su lado. 
El mendigo, que se había postrado en el suelo, se levantó y miro al rey, convencido de que había llegado la hora de su suerte.
Entonces, de repente, el rey extendió la mano hacia el pobre y le dijo:
- Qué tienes para darme? El pobre , muy sorprendido y muy desilusionado, no supo que decir.
"Es un juego - se preguntó - lo que el rey me propone? Se burla de mi? Es un nuevo pesar?"

Entonces al ver la persistente sonrisa del rey, su luminosa mirada y su mano tendida, el pobre metió la mano en su alforja, que contenía unos puñados de arroz.
Cogió un grano de arroz, y se lo dio al rey, que le dio las gracias y se fue enseguida llevado por unos caballos sorprendentemente rápidos.
Al final del día, al vaciar su alforja , el pobre encontró un grano de oro.
Entonces se puso a llorar diciendo: - Porqué no le habré dado todo mi arroz ?!

Cómic Evangelio, 5º Domingo de Pascua

Actividades 5º Domingo de Pascua II



Actividades 5º Domingo de Pascua




5º Domingo de Pascua: Yo soy amigo de Jesús

Evangelio del día, 23 abril



Evangelio según San Juan 10,22-30. 
Era invierno y en Jerusalén se celebraba la fiesta de la Dedicación del Templo.
Jesús se paseaba en el Templo, por el pórtico de Salomón, 
cuando los judíos lo rodearon y le dijeron: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente.» 
Jesús les respondió: «Ya se lo he dicho, pero ustedes no creen. Las obras que hago en el nombre de mi Padre manifiestan quién soy yo, 
pero ustedes no creen porque no son ovejas mías. 
Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco. Ellas me siguen, 
y yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano. 
Aquello que el Padre me ha dado lo superará todo, y nadie puede arrebatarlo de la mano de mi Padre. 
Yo y el Pad re somos una sola cosa.»


21 abril 2013

Jornada Mundial de la Oración por las vocaciones


Queridos hermanos y hermanas:
Con motivo de la 50 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebrará el 21 de abril de 2013, cuarto domingo de Pascua, quisiera invitaros a reflexionar sobre el tema: «Las vocaciones, signo de la esperanza fundada sobre la fe», que se inscribe perfectamente en el contexto del Año de la fe y en el 50 aniversario de la apertura del concilio Ecuménico Vaticano II. El siervo de Dios Pablo VI, durante la Asamblea conciliar, instituyó esta Jornada de invocación unánime a Dios Padre para que continúe enviando obreros a su Iglesia (cf. Mt 9, 38). «El problema del número suficiente de sacerdotes –subrayó entonces el pontífice – afecta de cerca a todos los fieles, no solo porque de él depende el futuro religioso de la sociedad cristiana, sino también porque este problema es el índice justo e inexorable de la vitalidad de fe y amor de cada comunidad parroquial y diocesana, y testimonio de la salud moral de las familias cristianas. Donde son numerosas las vocaciones al estado eclesiástico y religioso se vive generosamente de acuerdo con el Evangelio».
En estos decenios, las diversas comunidades eclesiales extendidas por todo el mundo se han encontrado espiritualmente unidas cada año, en el cuarto domingo de Pascua, para implorar a Dios el don de santas vocaciones y proponer a la reflexión común la urgencia de la respuesta a la llamada divina. Esta significativa cita anual ha favorecido, en efecto, un fuerte empeño por situar cada vez más en el centro de la espiritualidad, de la acción pastoral y de la oración de los fieles, la importancia de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.
La esperanza es espera de algo positivo para el futuro, pero que, al mismo tiempo, sostiene nuestro presente, marcado frecuentemente por insatisfacciones y fracasos. ¿Dónde se funda nuestra esperanza?
Contemplando la historia del pueblo de Israel narrada en el Antiguo Testamento vemos cómo, también en los momentos de mayor dificultad como los del Exilio, aparece un elemento constante, subrayado particularmente por los profetas: la memoria de las promesas hechas por Dios a los patriarcas; memoria que lleva a imitar la actitud ejemplar de Abrahán, el cual, recuerda el apóstol Pablo, «apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho: Así será tu descendencia» (Rom 4, 18).
Una verdad consoladora e iluminante que sobresale a lo largo de toda la historia de la salvación es, por tanto, la fidelidad de Dios a la alianza, a la cual se ha comprometido y que ha renovado cada vez que el hombre la ha quebrantado con la infidelidad y con el pecado, desde el tiempo del diluvio (cf. Gé8, 21-22), al del éxodo y el camino por el desierto  (cf. Dt 9, 7); fidelidad de Dios que ha venido a sellar la nueva y eterna alianza con el hombre, mediante la sangre de su Hijo, muerto y resucitado para nuestra salvación.
En todo momento, sobre todo en aquellos más difíciles, la fidelidad del Señor, auténtica fuerza motriz de la historia de la salvación, es la que siempre hace vibrar los corazones de los hombres y de las mujeres, confirmándolos en la esperanza de alcanzar un día la «Tierra prometida».
Aquí está el fundamento seguro de toda esperanza: Dios no nos deja nunca solos y es fiel a la palabra dada. Por este motivo, en toda situación gozosa o desfavorable, podemos nutrir una sólida esperanza y rezar con el salmista: «Descansa solo Dios, alma mía, porque él es mi esperanza» (Sal 62, 6). Tener esperanza equivale, pues, a confiar en el Dios fiel, que mantiene las promesas de la alianza. Fe y esperanza están, por tanto, estrechamente unidas. De hecho, «“esperanza”, es una palabra central de la fe bíblica, hasta el punto de que en muchos pasajes las palabras “fe”, “esperanza” parecen intercambiables. Así, la Carta a los Hebreos une estrechamente la “plenitud de la fe” (10, 22) con la “firme confesión de la esperanza” (10, 23). También cuando la Primera Carta de Pedro exhorta a los cristianos a estar siempre prontos para dar una respuesta sobre el logos –el sentido y la razón– de su esperanza (cf. 3, 15), “esperanza” equivale a “fe”».
Queridos hermanos y hermanas, ¿en qué consiste la fidelidad de Dios en la que se puede confiar con firme esperanza? En su amor. Él, que es Padre, vuelca en nuestro yo más profundo su amor, mediante el Espíritu Santo (cf. Rom 5, 5). Y este amor, que se ha manifestado plenamente en Jesucristo, interpela a nuestra existencia, pide una respuesta sobre aquello que cada uno quiere hacer de su propia vida, sobre cuánto está dispuesto a empeñarse para realizarla plenamente. El amor de Dios sigue, en ocasiones, caminos impensables, pero alcanza siempre a aquellos que se dejan encontrar. La esperanza se alimenta, por tanto, de esta certeza: «Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4, 16). Y este amor exigente, profundo, que va más allá de lo superficial, nos alienta, nos hace esperar en el camino de la vida y en el futuro, nos hace tener confianza en nosotros mismos, en la historia y en los demás. Quisiera dirigirme de modo particular a vosotros, jóvenes, y repetiros: «¿Qué sería vuestra vida sin este amor? Dios cuida del hombre desde la creación hasta el fin de los tiempos, cuando llevará a cabo su proyecto de salvación. ¡En el Señor resucitado tenemos la certeza de nuestra esperanza!» (Discurso a los jóvenes de la diócesis de San Marino-Montefeltro, 19 junio 2011).
Como sucedió en el curso de su existencia terrena, también hoy Jesús, el Resucitado, pasa a través de los caminos de nuestra vida, y nos ve inmersos en nuestras actividades, con nuestros deseos y nuestras necesidades. Precisamente en el devenir cotidiano sigue dirigiéndonos su palabra; nos llama a realizar nuestra vida con él, el único capaz de apagar nuestra sed de esperanza. Él, que vive en la comunidad de discípulos que es la Iglesia, también hoy llama a seguirlo. Y esta llamada puede llegar en cualquier momento. También ahora Jesús repite: «Ven y sígueme» (Mc 10, 21). Para responder a esta invitación es necesario dejar de elegir por sí mismo el propio camino. Seguirlo significa sumergir la propia voluntad en la voluntad de Jesús, darle verdaderamente la precedencia, ponerlo en primer lugar frente a todo lo que forma parte de nuestra vida: la familia, el trabajo, los intereses personales, nosotros mismos. Significa entregar la propia vida a Él, vivir con Él en profunda intimidad, entrar a través de Él en comunión con el Padre y con el Espíritu Santo y, en consecuencia, con los hermanos y hermanas. Esta comunión de vida con Jesús es el «lugar» privilegiado donde se experimenta la esperanza y donde la vida será libre y plena.
Las vocaciones sacerdotales y religiosas nacen de la experiencia del encuentro personal con Cristo, del diálogo sincero y confiado con Él, para entrar en su voluntad. Es necesario, pues, crecer en la experiencia de fe, entendida como relación profunda con Jesús, como escucha interior de su voz, que resuena dentro de nosotros. Este itinerario, que hace capaz de acoger la llamada de Dios, tiene lugar dentro de las comunidades cristianas que viven un intenso clima de fe, un generoso testimonio de adhesión al Evangelio, una pasión misionera que induce al don total de sí mismo por el Reino de Dios, alimentado por la participación en los sacramentos, en particular la Eucaristía, y por una fervorosa vida de oración. Esta última «debe ser, por una parte, muy personal, una confrontación de mi yo con Dios, con el Dios vivo. Pero, por otra, ha de estar guiada e iluminada una y otra vez por las grandes oraciones de la Iglesia y de los santos, por la oración litúrgica, en la cual el Señor nos enseña constantemente a rezar correctamente».
La oración constante y profunda hace crecer la fe de la comunidad cristiana, en la certeza siempre renovada de que Dios nunca abandona a su pueblo y lo sostiene suscitando vocaciones especiales, al sacerdocio y a la vida consagrada, para que sean signos de esperanza para el mundo.
En efecto, los presbíteros y los religiosos están llamados a darse de modo incondicional al Pueblo de Dios, en un servicio de amor al Evangelio y a la Iglesia, un servicio a aquella firme esperanza que solo la apertura al horizonte de Dios puede dar. Por tanto, ellos, con el testimonio de su fe y con su fervor apostólico, pueden transmitir, en particular a las nuevas generaciones, el vivo deseo de responder generosamente y sin demora a Cristo que llama a seguirlo más de cerca. La respuesta a la llama da divina por parte de un discípulo d e Jesús para dedicarse al minist erio sacerdotal o a la vida consagrada se manifiesta como uno de los frut os más maduros de la comunidad cristiana, que ayuda a mirar con particular confianza y esperanza al futuro de la Iglesia y a su tarea de evangelización. Esta tarea necesita siempre de nuevos obreros para la predicación del Evangelio, para la celebración de la Eucaristía y para el sacrament o de la reconciliación.
Por eso, que no falten sacerdot es celosos, que sepa n acompañar a los jóvenes como «compañeros de viaje» para ayudarles a reconocer, en el camino a veces tortuoso y oscuro de la vida, a Cristo, camino, verdad y vida (cf. Jn 14, 6); para proponerles con valentía evangélica la belleza del servicio a Dios, a la comunidad cristiana y a los hermanos. Sacerdotes que muestren la fecundidad de una tarea entusiasmante, que confiere un sentido de plenitud a la propia existencia, por estar fundada sobre la fe en Aquel que nos ha amado en primer lugar (cf. 1 Jn 4, 19). Igualmente, deseo que los jóvenes, en medio de tantas propuestas superficiales y efímeras, sepan cultivar la atracción hacia los valores, las altas metas, las opciones radicales, para un servicio a los demás siguiendo las huellas de Jesús.
Queridos jóvenes, no tengáis miedo de seguirlo y de recorrer con intrepidez los exigentes senderos de la caridad y del compromiso generoso. Así seréis felices de servir, seréis testigos de aquel gozo que el mundo no puede dar, seréis llamas vivas de un amor infinito y eterno, aprenderéis a «dar razón de vuestra esperanza» (1 Pe 3, 15).
Vaticano, 6 de octubre de 2012

Avisos parroquiales


1.  Desde mañana, lunes, hasta el domingo, la Diócesis de Valladolid celebra la “Semana de la Fe”. Al fondo de la iglesia disponen de información sobre las actividades y los lugares donde se desarrollan.

2.   El jueves próximo, día 25, tendremos la Oración mensual “RED ASÍS”. Será después de la misa de las 8.00 de la tarde, en la capilla de San Damián. Están todos invitados.

3.   Les recordamos que el día 4 de mayo, sábado, víspera de la Pascua del Enfermo, tendremos en la parroquia la celebración de la Unción Comunitaria de Enfermos. Será en la Eucaristía de las 12.30 horas. Los que deseen participar en dicha celebración, pueden comunicarlo y dar su nombre en horas de despacho parroquial.

4.    Al fondo de la iglesia disponen de la hoja diocesana “IGLESIA EN VALLADOLID” correspondiente a la segunda quincena del mes de Abril.

Evangelio del día, 21 de abril




Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 10, 27-30
Jesús dijo: Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y Yo somos una sola cosa.

Compartiendo la Palabra: Por José Antonio Pagola

ESCUCHAR Y SEGUIR A JESÚS

Era invierno. Jesús andaba paseando por el pórtico de Salomón, una de las galerías al aire libre, que rodeaban la gran explanada del Templo. Este pórtico, en concreto, era un lugar muy frecuentado por la gente pues, al parecer, estaba protegido contra el viento por una muralla.
Pronto, un grupo de judíos hacen corro alrededor de Jesús. El diálogo es tenso. Los judíos lo acosan con sus preguntas. Jesús les critica porque no aceptan su mensaje ni su actuación. En concreto, les dice: "Vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas". ¿Qué significa esta metáfora?
Jesús es muy claro: "Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco; ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna". Jesús no fuerza a nadie. Él solamente llama. La decisión de seguirle depende de cada uno de nosotros. Solo si le escuchamos y le seguimos, establecemos con Jesús esa relación que lleva a la vida eterna.
Nada hay tan decisivo para ser cristiano como tomar la decisión de vivir como seguidores de Jesús. El gran riesgo de los cristianos ha sido siempre pretender serlo, sin seguir a Jesús. De hecho, muchos de los que se han ido alejando de nuestras comunidades son personas a las que nadie ha ayudado a tomar la decisión de vivir siguiendo sus pasos.
Sin embargo, ésa es la primera decisión de un cristiano. La decisión que lo cambia todo, porque es comenzar a vivir de manera nueva la adhesión a Cristo y la pertenencia a la Iglesia: encontrar, por fin, el camino, la verdad, el sentido y la razón de la religión cristiana.
Y lo primero para tomar esa decisión es escuchar su llamada. Nadie se pone en camino tras los pasos de Jesús siguiendo su propia intuición o sus deseos de vivir un ideal. Comenzamos a seguirle cuando nos sentimos atraídos y llamados por Cristo. Por eso, la fe no consiste primordialmente en creer algo sobre Jesús sino en creerle a él.
Cuando falta el seguimiento a Jesús, cuidado y reafirmado una y otra vez en el propio corazón y en la comunidad creyente, nuestra fe corre el riesgo de quedar reducida a una aceptación de creencias, una práctica de obligaciones religiosas y una obediencia a la disciplina de la Iglesia.
Es fácil entonces instalarnos en la práctica religiosa, sin dejarnos cuestionar por las llamadas que Jesús nos hace desde el evangelio que escuchamos cada domingo. Jesús está dentro de esa religión, pero no nos arrastra tras sus pasos. Sin darnos cuenta, nos acostumbramos a vivir de manera rutinaria y repetitiva. Nos falta la creatividad, la renovación y la alegría de quienes viven esforzándose por seguir a Jesús.

20 abril 2013

Comentario al Evangelio de hoy, 20 de abril


No podía ser de otro modo. Había que volver a los verbos de movimiento. Y aquí los tenemos en sobreabundancia: "vacilar", "subir" ¡el Hijo del hombre!, "venir a mí", "se echaron atrás y no volvieron a ir con él", "marcharos", "¿a quién vamos a acudir?".
Es el momento de la decisión y hay que tomar partido. Todo este discurso está ya muy lejos de aquel primer movimiento por el que la gente se desplazó a Cafarnaúm en busca de Jesús. No era el líder que se esperaban. Parece que no les iba a resolver por artes extrañas e instantáneas los problemas de la cesta de la compra; ni daba clara impresión de querer desencadenar un cambio religioso, social y político rápido. Había que seguir cargando con la fatiga de la historia cotidiana y con la dureza de un camino incierto y complicado de libertad hacia una incierta y compleja libertad.
La crisis alcanza de lleno a los discípulos. Unos dicen: "este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso? Son palabras difíciles y aun imposibles de digerir". El discurso del pan de vida se les atraganta, y se retiran. Otros, representados por Pedro, se quedan y confiesan: "Tú tienes palabras de vida eterna. Quizá no te comprendemos muy bien, pero atisbamos algo de la verdad que revelas. Tú no eres un sofista, ni un líder "seductor y a la postre desastroso" (Tillich). No nos vendes un mesianismo triunfalista. No nos regalas holganza y satisfacciones sin cuento, éxitos terrestres a barullo, victorias a tutiplén. No nos das pan hasta saciarnos ni circo hasta cansar la mirada con espectáculos fuertes. Intuimos que respondes a nuestro deseo, al principio esperanza que nos habita, a la inquietud vivificante que Alguien ha sembrado en nosotros. Nos asusta esa misteriosa entrega sin medida de que hablas. Pero tú eres el Testigo de la Verdad. Sin tu palabra y tu entrega seríamos presas fáciles de la propaganda falaz. Nos mueves a ir más allá de las necesidades, y más allá de las "pequeñas trascendencias", hacia la realización de un deseo y de una trascendencia de mucho más vuelo. Nos quedan demasiadas preguntas por hacerte, pero ya iremos cobrando otras certezas a partir de esta certidumbre radical. Desde nuestro primer encuentro hemos vivido un itinerario de fe, afianzado luego por el signo de Caná, donde te contemplamos amigo de las alegrías humanas, sensible a los apuros de los pobres y anhelante de invitarnos al banquete anunciado por los profetas. Escúchanos también cuando te digamos: "no tienen vino", "no tenemos vino". Dentro de mucho dirá un filósofo: "en los seres humanos hay un impulso de secuacidad". Nosotros lo experimentamos ahora y queremos tenerte a ti como nuestro guía y nuestra meta. Sí, ¿a quién iremos, sino a ti, que has bajado a nosotros? Búscanos, para más buscarte. Háblanos, que tus palabras son espíritu y vida". Cada uno podemos reformular la pregunta y la confesión de Pedro, pero con palabras propias y con seguimiento propio.
Pablo Largo, cmf

Trivial Bíblico



Iglesia en Valladoolid, 2ª quincena de abril



Domingo 21 de abril: Jornada Mundial de Oración por las vocaciones.


Vocaciones

Mañana domingo día 21 de abril se celebra la Jornada Mundial de Oración por las vocaciones. Aquí os dejamos este material:

Evangelio del día, 20 abril


Evangelio según San Juan 6,60-69. 
Al escucharlo, cierto número de discípulos de Jesús dijeron: «¡Este lenguaje es muy duro! ¿Quién querrá escucharlo?» 
Jesús se dio cuenta de que sus discípulos criticaban su discurso y les dijo: «¿Les desconcierta lo que he dicho? 
¿Qué será, entonces, cuando vean al Hijo del Hombre subir al lugar donde estaba antes? 
El espíritu es el que da vida, la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida.
Pero hay entre ustedes algunos que no creen.» Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién lo iba a entregar. 
Y agregó: «Como he dicho antes, nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.» 
A partir de entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirle. 
Jesús preguntó a los Doce: «¿Quieren marcharse también ustedes?» 
Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna. 
Nosotros creemos y sab emos que tú eres el Santo de Dios.»

19 abril 2013

Cajitas de recuerdo Primera Comunión












Marcapáginas para la Primera Comunión

        

Padrenuestro para niños

celebrando la Palabra de Dios con niños, 4º Domingo Pascua


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Actividades 4º Domingo de Pascua




Actividades 4º Domingo de Pascua

Todas estas fichas son del Blog Peques y pecas.









Recursos marianos II




Mandalas






4º Domingo de Pascua, Aventura de vida plena.

Recursos marianos

Próximo el Mes de Mayo, comenzamos a publicar recursos sobre María para poder utilizar en la clase de religión o en Catequesis: