23 febrero 2014

Guión Litúrgico (1) VIII Domingo del T.O. 2 de marzo

DOMINGO 2 DE MARZO DE 2014: DOMINGO 8º DURANTE EL AÑO

PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante

Nos encontramos hoy aquí reunidos en el nombre del Señor, para celebrar el domino octavo del tiempo durante el año. Y el misterio eucarístico que ahora celebraremos nos descubre y enrola en el compromiso cristiano de la fe: participar en el misterio pascual de Cristo: su muerte y resurrección.


AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

La Palabra de Dios hoy nos muestra su inmenso amor por cada uno de nosotros y su providencia que vela permanentemente para que no nos falte lo imprescindible. El Señor es claro y terminante: no podemos servir a dos señores. Él nos exhorta a no tener más de un Dios: Él, en el que debe descansar toda nuestra confianza y todo nuestro amor de verdaderos hijos.

1ª. LECTURA:  (Is 49, 14-15)     (Ver texto)

Isaías ha encontrado imágenes vigorosas para destacar con ellas la preocupación continua de Dios por nosotros..

SALMO RESP.:      (61, 2-3. 6-9)    (Ver texto)

                    R.   Sólo en Dios descansa mi alma.

2ª. LECTURA:     (1 Co 41-5)     (Ver texto)

La lección que hoy nos da san Pablo es clara y actual: juzgar a la Iglesia es una actitud grave; sólo Dios conoce las verdaderas intenciones de los hombres; Él es quien debe hacer justicia.

EVANGELIO:    (Mt 6, 24-34)    (Ver texto)

Escuchemos, en la proclamación del santo Evangelio, al mismo Jesús que hoy muy claramente nos dice que quien pretende servir a Dios y al dinero, finalmente engañará a Dios.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Recordando lo que hemos escuchado en el Evangelio: "El Padre que está en el cielo sabe bien lo que ustedes necesitan", pongamos en sus manos nuestras súplicas.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, ESCÚCHANOS"

v Por la Santa Iglesia y el Papa Francisco, para que por sus enseñanzas descubramos el camino de la verdadera confianza en la providencia de Dios, oremos...

v Por nuestro Obispo, nuestros sacerdotes y diáconos, para que junto a ellos y por su testimonio de vida, podamos construir una Iglesia diocesana verdaderamente solidaria y fraterna, oremos...

v Por nuestra patria, para que en medio de las dificultades que vivimos, nos unamos de verdad y pongamos toda nuestra confianza en Dios, que como Padre no nos abandonará, para que así renazca nuestra esperanza, oremos...

v Por los pobres, los oprimidos, los explotados, los marginados y todos los que sufren en sus cuerpos o en sus espíritus, para que en Jesucristo encuentren la fortaleza y en nuestra ayuda fraterna, la expresión del amor de Dios, oremos...

v Por nuestra comunidad, para que nuestra verdadera fe nos lleve a buscar el camino que nos libere de nosotros mismos, para servir con plena libertad y generosidad a los demás, tal como el Señor hizo con nosotros, oremos....

CELEBRANTE:

Padre nuestro, Tú nos has dicho que no debemos inquietarnos por nuestra vida. En la seguridad de tu providencia, te pedimos que nos des la sabiduría y la fortaleza. para buscar, por sobre todo, tu Reino y su justicia. Por Cristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Junto a estas ofrendas presentemos a nuestro Padre, el compromiso de una fe madura que nos lleve a buscar, no la añadidura, sino el Reino de Dios.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Todos unidos en una sola voz y en un solo corazón, demos gracias a Dios, nuestro Padre, que en Cristo nos ha permitido el ser verdaderamente sus hijos..

COMUNIÓN:

El Señor hoy nos pide que no nos preocupemos del alimento terreno; ahora, como lo hizo cuando multiplicó los panes, Él mismo nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre.

DESPEDIDA:


Al retirarnos a nuestros hogares, lo hacemos llevando para meditar, como fruto de lo que hoy el Señor nos ha dicho, la inutilidad de amontonar riquezas cuando se sabe reflexionar sobre el fin del hombre.

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