03 febrero 2014

Guión Litúrgico 2. V Domingo del Tiempo Ordinario, 9 febrero

Aportes para la Celebración – Ciclo A

Domingo 5º durante el año

Introducción a la celebración

En este quinto domingo Durante el Año, la liturgia muestra otra fuente de alegría y felicidad que tiene el cristiano: dar testimonio del Evangelio mediante las obras de misericordia. Jesús señala con firmeza que sus discípulos somos la luz del mundo y la sal de la tierra.

Somos nosotros, los cristianos, quienes podemos –y debemos– dar sabor y sentido verdadero a la vida e iluminar al mundo con la luz del Evangelio.

Nos ponemos de pie. Recibimos al padre que, en nombre de Cristo, presidirá nuestra Eucaristía, y, uniendo nuestras voces y nuestros corazones, cantamos..


Saludo inicial

Ustedes son la luz del mundo. Ustedes son la sal de la tierra, nos dice Jesús.
Hermanos: una misión excepcional: darle sabor y color al mundo y a la vida.

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro
Señor Jesucristo,
que nos ha llamado a ser sus testigos
mediante la práctica del bien.
Y que su amor esté siempre con ustedes.

Acto penitencial

Dios, el Bondadoso, el Compasivo, el Justo, nos convoca cada semana para purificar el corazón. Pidamos humildemente perdón.

– Tú eres la luz que brilla en las tinieblas.

Señor, ten piedad.

– Tú eres la luz que alimenta a todo hombre.

Cristo, ten piedad.

– Tú eres la luz que da vida al mundo.

Señor, ten piedad.

Gloria

Alabemos a Dios Padre y al Espíritu que, en Jesús, nos llaman a ser sal y luz en nuestra vida de fe. Gloria...


Liturgia de la Palabra

Primera lectura (Is 58, 7-10): Nuestra luz brillará en la medida en que socorramos a los hermanos necesitados.

Salmo (Sal 111, 4-9): Haciéndose eco de esta exhortación, en este salmo se elogia al hombre justo y compasivo. Participamos de esta oración aclamando: Para los buenos brilla una luz en las tinieblas.

Segunda lectura (1Cor 2, 1-5): Las buenas acciones del cristiano se apoyan en la fuerza del Espíritu Santo.

Evangelio (Mt 5, 13-16): Con firmeza, Jesús señala que el cristiano es el “sabor” y el “calor” de este mundo.

Credo

El credo es la síntesis de nuestra fe y un signo de nuestra identidad eclesial. Proclamemos con firmeza: Creo...

Oración de los fieles

Los cristianos, desde sus orígenes, sintieron la necesidad de rezar por todos los hombres. Hagámoslo también nosotros, para que Jesús sea reconocido como la “Luz del mundo”.

A cada intención, pedimos: Ayúdanos a iluminar al mundo con tu claridad.

Para que la Iglesia sea vista por todos los hombres como luz que ilumina y
orienta la vida. Oremos.

Para que los pueblos sumergidos en la pobreza encuentren en los cristianos
ayuda e iluminación para crecer. Oremos.

Para que los educadores –padres, maestros y catequistas– no se desalienten
en su empeño, siempre difícil, de ser luz para los educandos. Oremos.

Para que comprendamos que los ritos religiosos cobran valor si compartimos
el pan, recibimos al pobre y practicamos las buenas obras. Oremos.

(Añadir y/o sustituir intenciones dando lugar a otras que reflejen las
necesidades del momento y/o de la comunidad).

Desde el fondo de nuestras tinieblas y de nuestra limitación, a ti gritamos,
Señor: Haznos sal de la tierra y luz del mundo.

Presentación de las ofrendas

La bondad de Dios puso a nuestra disposición todos los bienes de la tierra. Agradecidos, presentamos al Señor nuestro propósito de practicar las obras de misericordia, para que el mundo glorifique al Padre.





Prefacio (PE. Vc)

Cristo nos exhorta a ser luz del mundo por la caridad. Por eso, junto al celebrante, elevemos nuestra acción de gracias al Padre, porque Jesús nunca permaneció indiferente ante el sufrimiento humano.

Padrenuestro

Vamos a pedir el pan de cada día. El Señor nos exhortó a compartirlo con el hambriento. Con esa disposición, digamos confiados: Padre nuestro...

Cordero de Dios

Yo soy la luz del mundo, dice el Señor, el Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo. Dichosos los invitados a la Cena del Señor.

Comunión

Hermanos: Al comulgar recibimos la fuerza de Jesucristo para que nuestra sal no se corrompa ni nuestra luz se apague. Con alegría participemos del banquete eucarístico.

Avisos parroquiales

(Después de la Oración poscomunión).
   
Rito de conclusión

La Misa ha terminado. Nuestra misión comienza.

Hermanos: Continuemos el camino de luz iniciado el domingo pasado. Practicar las buenas obras para que el Padre Dios sea glorificado.

Que el Señor esté con ustedes.

Cuida a tu familia, Señor,
con incansable bondad
y defiéndela siempre con tu protección.
Y que la bendición de Dios...


Canto final


Queridos amigos: Con el gozo de sentirnos llamados a darle sabor y color a la vida de los hermanos, nos retiramos cantando.

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