09 marzo 2014

Moniciones (3), II Domingo Cuaresma, 16 marzo

MONICIÓN DE ENTRADA
Os deseamos la más cordial bienvenida a nuestra Asamblea semanal de hermanos que se quieren y se reúnen para adorar y festejar al Dios Trino. Hoy, en este segundo domingo de Cuaresma, se nos presenta la escena de Transfiguración. Y en ella se muestra la fuerza y la majestad de la Trinidad Santa. Como durante el bautismo, junto al Jordán, el Padre va a pedir que escuchemos a su Hijo. Jesús quiso ofrecer su gloria a unos discípulos que flaqueaban y que no entendían nada de lo que iba a pasar muy pronto. Ya Jesús les había anunciado su muerte y resurrección en Jerusalén. Pero nada entendieron. Y a nosotros nos puede pasar igual. Por eso, hemos de estar muy atentos a las llamadas que Dios que nos esta haciendo siempre. Y, sobre todo, en este tiempo de Cuaresma.


MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- En la primera lectura, del libro del Génesis, el Señor pide a Abrahán que lo deje todo para iniciar una misión enorme: crear el pueblo de Dios. A todos nosotros, alguna vez, Dios también nos pide que demos prioridad al camino que Él nos sugiere y que, así, abandonemos lo superfluo, lo que nada vale para mejor servirle a Él y a los hermanos. Hemos de tenerlo en cuenta.
S.- Para los judíos de tiempos de Jesús este salmo 32 era un himno para agradecer a Dios que vele permanente por sus criaturas. Y expresaba, además, el deseo de amar a Dios por encima de todo y enseñar a quienes no le conocen a amarle también. Es un programa perfectamente válido para nosotros.
2.- Pablo en su carta a Timoteo—que es nuestra segunda lectura-- anuncia que Jesús sacó a la luz la vida inmortal por medio del Evangelio. Es una de sus conclusiones, tras aconsejar a Timoteo que observe y siga la doctrina del Salvador. Esa luz y esa vida inmortal nos están presentes la luminosidad de la Transfiguración.
3.- El relato de San Mateo sobre la Transfiguración, en el evangelio que vamos a escuchar, es sencillamente emocionante. Desde el relato de la escena, plena de luz y de aires de eternidad, hasta la ingenuidad de Pedro que pretende continuar allí para siempre. Jesús quiso mostrar a sus discípulos la Gloria, antes de iniciar el camino hacia su muerte redentora.

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN
Seguimos, como ya dijimos el domingo pasado ofreciendo Himnos de la Liturgia de las Horas para ser leídos y contemplados en estos momentos tan especiales tras haber recibido al Señor Jesús. Este de hoy es muy bello y no exento de un cierto dramatismo

  • EL CIEGO DEL CAMINO
  • Libra mis ojos de la muerte;
  • dales la luz que es su destino.
  • Yo, como el ciego del camino,
  • pido un milagro para verte.
  •  
  • Haz de esta piedra de mis manos
  • una herramienta constructiva;
  • cura su fiebre posesiva
  • y ábrela al bien de mis hermanos.
  •  
  • Que yo comprenda, Señor mío,
  • al que se queja y retrocede;
  • que el corazón no se me quede
  • desentendidamente frío.
  •  
  • Guarda mi fe del enemigo
  • (¡tantos me dicen que estás muerto!...)
  • Tú que conoces el desierto,
  • dame tu mano y ven conmigo.


Exhortación de despedida
La luz y el fulgor magnífico de la Transfiguración nos hacen sentir la grandeza de Dios, siempre cerca de nuestras dificultades. Tengámoslo en cuenta y salgamos felices de la Eucaristía. Dios está –y permanece—a nuestro lado.

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