20 julio 2014

Guión Litúrgico 2. Domingo 27 julio

R I T O S    I N I C I A L E S

CANTO DE ENTRADA.
Reunidos en el nombre del Señor que nos ha congregado ante su altar, celebremos el misterio de la fe bajo el signo del amor y la unidad.  Celebremos el misterio de la fe bajo el signo del amor y la unidad.

Purifica con tu gracia nuestras manos, ilumina nuestra mente con tu luz, que la fe se fortalezca en tu Palabra y tu cuerpo tomado en alimento nos traiga la salud.


SALUDO Y MONICIÓN.

ACTO PENITENCIAL.

GLORIA.

ORACIÓN COLECTA.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA.
Lectura del primer libro de los Reyes 3, 5. 7-12.

En aquellos días, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: “Pídeme lo que quieras.”
Respondió Salomón: “Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme.  Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable.  Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numerosos?”
Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo: “Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.”  
     PALABRA DE DIOS

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 118.
Antífona: ¡Cuánto amo tu voluntad, Señor!

Mi porción es el Señor; he resuelto guardar tus palabras.  Más estimo yo los preceptos de tu boca que miles de monedas de oro y plata.

Que tu bondad me consuele, según la promesa hecha a tu siervo; cuando me alcance tu compasión, viviré, y mis delicias serán tu voluntad.

Yo amo tus mandatos más que el oro purísimo; por eso aprecio tus decretos y detesto el camino de la mentira.

Tus preceptos son admirables, por eso los guarda mi alma; la explicación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes.

SEGUNDA LECTURA. 
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 8, 28-30.

Hermanos:
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio.
A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos.
A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.  
PALABRA DE DIOS

ALELUYA.
Antífona: Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla.   

EVANGELIO.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 44-52.

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: “El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.
El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido.  Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Entendéis bien todo esto?”
Ellos le contestaron: “Sí.”
Él les dijo: “Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.” 
                   PALABRA DEL SEÑOR

HOMILÍA.

CREDO.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

LITURGIA EUCARÍSTICA

OFERTORIO.
Canto:
Por los niños que empiezan la vida, por los hombres sin techo ni hogar, por los pueblos que sufren la guerra, te ofrecemos el vino y el pan.

Pan y vino sobre el altar son ofrenda de amor.  Pan y vino serán después tu cuerpo y sangre, Señor. (Bis)  

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS.

PREFACIO Y SANTO.

PLEGARIA EUCARÍSTICA.

RITO DE LA COMUNIÓN

PADRE NUESTRO.

RITO DE LA PAZ.

CORDERO DE DIOS.

COMUNIÓN.
Canto:
Gracias, quiero darte por amarme.  Gracias quiero darte yo a ti Señor.  Hoy soy feliz porque te conocí.  Gracias por amarme a mí también.

Yo quiero ser, Señor amado, como el barro en manos del alfarero.  Toma mi vida, hazla de nuevo,  yo quiero ser: un vaso nuevo.  Toma mi vida, hazla de nuevo, yo quiero ser: un vaso nuevo.

Te conocí y te amé.  Te pedí perdón y me escuchaste.  Si te ofendí, perdóname Señor, pues te amo y nunca te olvidaré.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN.

Dame, Señor:
Un corazón atento para que ningún pensamiento irreflexivo me aparte de ti.
Un corazón noble, que no lo envilezca ningún sentimiento indigno.
Un corazón sincero, que ninguna segunda intención desvíe el camino recto.
Un corazón fuerte, que no lo rompa ninguna dureza.
Un corazón libre, que no lo subyugue ninguna presión.

Dame, Señor:
Un entendimiento que te conozca.
Un celo que te busque.
Una sabiduría que te encuentre.
Una vida que te sea agradable.
Una constancia que se apoye confiadamente en ti y una confianza que, finalmente, te consiga.

(Santo Tomás de Aquino)

ORACIÓN.

RITO DE CONCLUSIÓN.

BENDICIÓN Y DESPEDIDA.

Canto:
Anunciaremos tu reino, Señor, tu reino, Señor, tu reino.

Reino de paz y justicia, reino de vida y verdad.  Tu reino, Señor, tu reino.

Reino que ya ha comenzado reino que no tendrá fin.  Tu reino, Señor, tu reino. 

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