28 abril 2015

V Domingo de Pascua: Recursos

En el jardín del resucitado crece la flor de LA VITALIDAD.
Evangelii Gaudium: La fuerza de vida del resucitado
“Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable. Verdad que muchas veces parece que Dios no existiera: vemos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no ceden. Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto. En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible. Habrá muchas cosas negras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y a difundirse. Cada día en el mudo renace la belleza, que resucita transformada a través de las tormentas de la historia. Los valores tienden siempre a reaparecer de nuevas maneras, y de hecho el ser humano ha renacido muchas veces de lo que parecía irreversible. Esa es la fuerza de la resurrección y cada evangelizador es un instrumento de ese dinamismo” (276).
El jardín:
Hoy lo llenamos de tiestos y jarrones de flores rojas.
Un testigo: Nicolás Castellanos, obispo.
¡Estrenar vida cada mañana!

Hace treinta años que conozco a Nicolás Castellanos (obispo emérito de Palencia y misionero entre los pobres de Bolivia). Ya entonces le oí tantas veces esta frase: “Estrenar vida cada mañana”.
Hoy, cuando ya ha cumplido los 80 sigue repitiéndola; ¡y sigue viviéndola!
¡Pura vida! Pura energía. Va corriendo; no sabe ni quiere estar ocioso. Madruga, sueña, proyecta. Cuando ya ha cumplido 23 años en la Bolivia empobrecida, cuando tiene tantos sueños cumplidos (hospital, colegios, becas, comedores, iglesias, hogares para niños y adolescentes trabajadores, vivero de microempresas, universidad, residencia para universitarios, piscinas, polideportivos, orquesta…) aún sigue entusiasmándose por nuevos proyectos y sueños. Y a la vez tiene el gesto cotidiano y sencillo de agacharse porque no acepta un papel o un plástico tirado a su alrededor. Vive rodeado de basura en el Plan 3000, en un rincón empobrecido de la emergente Bolivia, pero sueña con un mundo limpio, renovado. Del “basural” al “jardín”, el del resucitado.
Y la fuerza del Espíritu se hace en él dinamismo imparable que sacude todo a su alrededor. Enamorado del Dios de la Vida remueve todo a su alrededor para que esa vida sea también y sobre todo para los pobres.
Cada mañana, una de sus primeras tareas… ponerle una flor al santísimo. Él mismo es una flor en el jardín del resucitado. Una flor de vitalidad y de frescura que se abre cada día dispuesta a estrenar nueva vida. La nueva vida de la Pascua que vive y anuncia entre los pobres a los que ha hecho sus hermanos de mesa y masa. El buen pastor que sigue los pasos del Buen Pastor. A su lado todo es vitalidad, fuerza, energía… A su lado nada ni nadie se queda estancado. ¡Pura vida!
José Negueruela

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