06 mayo 2016

La Misa del Domingo de La Ascensión

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LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
8 de MAYO de 2016

LA PALABRA DE DIOS
• Hechos de los apóstoles (1,1-11): Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.
• Sal 46: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas
• Efesios (1,17-23): El Padre de la gloria ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama.
• Lucas (24,46-53): Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo.

ECOS DESDE LOS JÓVENES Y LAS COMUNIDADES
• Jesús, el primero en todo, asciende junto al Padre: éste es el destino al que también hemos sido llamados.
• El Espíritu Santo prometido por Jesús iluminará los ojos de nuestro corazón para comprender todo lo que Dios ha dispuesto en nuestro favor.
• Hoy la Iglesia y nuestras comunidades estamos llamados a “discernir”, una actitud que nos lleva a reconocer a través de los signos de los tiempos, la voz de Dios hoy y aquí.
PROPUESTA DE HOMILÍA
Fiesta de la Ascensión del Señor
Con el salmo hemos aclamado: “Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas”. El salmo 46 refleja el júbilo del pueblo que aclama a su Señor porque se eleva sobre el cielo y su nombre es aclamado y reconocido por todos.
Este es el motivo de la fiesta que celebramos hoy: el Señor Jesús sube al cielo, después de haberse dado a conocer durante 40 días (simbólicos después de su resurrección) a sus discípulos. Jesús cumple de esta manera la misión que el Padre le encomendó, y una vez resucitado, es exaltado y constituido Señor de todo. Este es el motivo de nuestra alegría.
El relato del evangelista Lucas es narrativo y sitúa el momento de la Ascensión en Betania, en la ladera justo enfrente de Jerusalén. Desde ahí, y viendo la ciudad eterna, Jesús se eleva a los cielos (verdadera Jerusalén celestial), tras bendecir a sus discípulos. Lucas nos cuenta que ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría. En la escena se subraya la misión que Jesús les confía, como testigos hasta los confines del mundo y les remite a la promesa del Padre de enviarles el Espíritu Santo, que será quien les lleve a la verdad plena.
La Iglesia continua la misión de Jesús
De este relato nos separan dos mil años y tenemos que reconocer que la promesa de Jesús se cumplió y también su encargo, la misión, que confió a los discípulos. Ellos primero y otros después, han llevado a lo largo de la historia, hasta el lugar más alejado del mundo la buena noticia de Jesús. Hoy siguen siendo muchos los cristianos que son testigos de la nueva vida en el Espíritu, en sus lugares, en sus trabajos, a través de las relaciones que establecen, en su empeño por la dignidad de otros seres humanos. Ciertamente, hoy la Iglesia sigue siendo fiel a la misión del Maestro.
En el momento actual, Dios sigue sacando a la Iglesia a lugares inesperados. Creo que estamos viviendo unos tiempos de especial densidad. La presencia del Papa Francisco está ayudando a la Iglesia a volver a entender su misión en el hoy de nuestra historia. Desde la vuelta al evangelio, nos recuerda, nace la alegría de vivirlo y testimoniarlo; también nos habla de la necesidad de convertirnos con audacia en una Iglesia de puertas abiertas, más misericordiosa, hospital de campaña en donde todos los heridos reciben el bálsamo del consuelo divino. Con creatividad, Francisco nos repite que Dios sigue escribiendo hoy una página inédita con nosotros como protagonistas, y que es el Espíritu Santo quien va haciendo camino con nosotros en este momento de la historia.
¡Salid sin miedo! Parece recordarnos Dios a través de los gestos y palabras del Papa Francisco. Debemos dar pie a una Iglesia en salida, no acomplejada; esto es lo que debemos inventar. Una iglesia que se sienta valiente porque vive con fe; una iglesia que entiende el dolor del mundo y de cada uno de sus hijos y acude bondadosa en su ayuda, sin condenas; con las manos abiertas y bien dispuestas a la acogida. Cuando esto sucede el mundo se queda admirado, y el evangelio se vuelve creíble. Por eso, ésta es la hora de los testigos, más que de los maestros.
Nosotros hoy en esta fiesta de la Ascensión somos los discípulos a los que se nos confía la tarea de anunciar y de ser testigos hasta los confines del mundo. ¿Sabemos leer los signos de los tiempos? ¿Tenemos espacios para hablar, rezar y discernir comunitariamente?
¿Sabemos de la importancia de los laicos en este tiempo y de su responsabilidad para evangelizar los ambientes seculares? El Espíritu Santo nos llevará a la verdad plena; pero hace falta ponernos a la escucha de su voz.
Pedimos al Señor por todos nosotros; que mirando al cielo, nuestro destino definitivo, no olvidemos la tarea que se nos encomienda…por tantos hombres y mujeres que necesitan vivir con esperanza y que aún no han escuchado o experimentado vitalmente la salvación que Dios nos ofrece en Jesucristo. Que Él sea por siempre bendito y alabado. Amén.
¡SALID, AMIGOS Y AMIGAS!
Escrito por Florentino Ulibarri

¡Salid, amigos y amigas!Marchad sin miedo.Vosotros sois mis testigosen medio del mundo.
¡Salid, amigos y amigas!Marchad sin miedo.Os esperan fuera vecinos yconciudadanos.Sed expresión certerade la ternura del Dios de la vida.Ternura en vuestro rostro,ternura en vuestros ojos,ternura en vuestra sonrisa,ternura en vuestras palabras,ternura en vuestras obras,ternura en vuestra lucha.
¡Salid, amigos y amigas!Marchad sin miedo.
Vosotros sois mis manospara construir un mundo nuevode fraternidad, libertad y justicia.
Vosotros sois mis labiospara anunciar a pobres y marginadosla buena noticia de la libertad y laabundancia.
Vosotros sois mis piespara acudir al lado de los hombres y mujeresque necesitan palabras y gestos de ánimo.Vosotros sois mi pasiónpara hacerme creíble en vuestras casas y ciudadesy lograr que todas las personas vivan como hermanos.
Vosotros sois mi avanzadillapara lograr la primavera del Reinoy ofrecer las primicias a los que más lo necesitan.
¡Salid, amigos y amigas!Derramad por doquierternura y vida.
¡Salid, amigos y amigas!Marchad sin miedo.Mirad toda esa multitud que os espera.Marchad con alegría.¡Yo voy con vosotros!

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