15 septiembre 2016

Domingo 18 d septiembre: Liturgia 2


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Te He Encomendado Mucho

Nota preliminar: Con respecto a la bien conocida y frecuentemente confusa parábola de hoy, la del administrador injusto, no podemos considerar satisfactorio un comentario muy difundido que dice: “Jesús alaba al administrador por su sagacidad, no por su deshonestidad”, especialmente si el hombre parece que actúa deshonestamente cancelando o reduciendo deudas a expensas de su dueño. Se entiende mejor la actitud del administrador y también la alabanza de su amo si el administrador cambia esas deudas a expensa propia, reduciendo el margen de su ganancia. En el sistema de entonces el administrador pediría como préstamo, por ejemplo, cincuenta cubos de aceite de oliva y pediría que le pagaran cien como su ganancia por arreglar el préstamo. Estas tasas usureras eran práctica corriente  en aquellos días.

Saludo
Hemos venido ahora juntos
a presentar confiadamente nuestras súplicas a Dios 
y a ofrecerle nuestra acción de gracias
por medio de Jesucristo nuestro Señor,
el único mediador entre Dios y los hombres.
Que el mismo Jesús, el Señor, esté siempre con ustedes.

Introducción por el Celebrante
    El Señor nos pregunta hoy: “¿Qué han hecho ustedes con las muchas cosas y las personas que les he confiado?”.
Hoy se habla mucho de rendimiento de cuentas, no solamente sobre nuestros empleos y trabajos, nuestras finanzas, nuestras familias y nuestras parroquias, sino también sobre nuestras propias vidas. Dios ha puesto tanto en nuestras manos…: las cosas materiales que poseemos, así como nuestros talentos y dones espirituales. Éstos no son dones personales solamente para nuestro propio disfrute, sino para servicio de nuestras comunidades, para el Reino de Dios. Procuremos dar buena cuenta de ellos al Señor.

Acto Penitencial
Pedimos al Señor que nos perdone
por el egoísmo con que hemos manejado
todo lo que se nos ha confiado.
    (Pausa)

Señor Jesús, cuando nos llamaste 
para ser buenos administradores,
permitimos que el dinero y las posesiones nos dominaran.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.

Cristo Jesús, tú viniste a liberarnos, 
pero nosotros dejamos que el poder y la ambición
nos amarren y aprisionen.
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, cuando querías que sirviéramos a los pobres,
nosotros les dimos sólo limosnas,
en vez de darnos generosamente a nosotros mismos.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.


Haznos libres de nuevo, Señor.
Líbranos del pecado y haznos buenos administradores de los bienes de la tierra. 
Y llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta

Roguemos al Señor
para que sepamos ser
amables y generosos con todos.
    (Pausa)
Oh Dios, justo y misericordioso:
Haz que seamos hombres y mujeres libres
que rechacemos adorar las posesiones y el dinero 
y sacrificar a los pobres a ellos.
Haz nuestros corazones amables y compasivos,
para que abramos nuestras manos y nuestros hogares
a los desposeídos y oprimidos, 
Danos la gracia de ser justos con todos.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.


Primera Lectura (Am 8,4-7): El Pueblo de Dios Debe Ser un Pueblo Justo
    En el nombre de la verdadera religión y de la Alianza, el profeta Amós aconseja al pueblo de Dios: Dios les va a rechazar si se enriquecen a sí mismos a expensas de los pobres.

Segunda Lectura (1 Tm 2,1-8): Dios Quiere que Todos Se Salven
    La oración litúrgica, dice San Pablo, debe ser universal y misionera, ya que Dios quiere que todos y cada uno de los hombres se salven por medio de su único mediador, Jesucristo. No deberíamos olvidar en nuestra oración a los que todavía no conocen a Cristo.

Evangelio (Lc 16,1-13): Ríndeme Cuentas de Tu Servicio
    El corazón de los cristianos debe ser indiviso. Su principal preocupación es servir fielmente a Dios y compartir generosamente todo lo que poseen con los hermanos.
 
Oración de los Fieles
Pidamos al Señor, nuestro Dios, que oriente los corazones de todos hacia los verdaderos valores eternos. Y digamos: R/ Señor, escucha a tu pueblo.

  • Por la Iglesia, para que sea una Iglesia servidora y una Iglesia de los pobres, dando testimonio del amor gratuito de Dios, como una parábola viviente de lo que deber ser nuestro compartir generoso con los hermanos, roguemos al Señor:
  • Por los que tienen puestos de responsabilidad en la política, las finanzas  y la economía, para que la justicia y la preocupación sincera por el bien de todos guíen sus decisiones y acciones, roguemos al Señor:
  • Por los que viven con el esfuerzo de sus manos en trabajos manuales, para que la gente reconozca su dignidad y el importante servicio que prestan a todos, roguemos al Señor:
  • Por los pobres, por los discriminados, y por todos los que tienen muy poco acceso a los bienes de este mundo, para que reciban una participación más justa e imparcial de los mismos bienes, roguemos al Señor:
  • Por nuestras comunidades cristianas, para que haya justicia entre nosotros y una profunda preocupación por la felicidad de todos; para que la codicia dé paso al compartir generoso, y la envidia dé paso al amor servicial, roguemos al Señor:
Señor Dios nuestro, líbranos de todo lo que nos induce a replegarnos con egoísmo en nosotros mismos. Danos la gracia de vivir los unos para los  otros y para ti, Dios nuestro, por los siglos de los siglos.  


Oración sobre las Ofrendas

Señor Dios nuestro:
Tú partes ahora para nosotros
el pan de vida que satisface a los pobres,
y nos sirves el vino de alegría de Jesús, tu Hijo.
Que con el mismo Jesús, 
y con la sabiduría y la fuerza del Espíritu Santo,
pongamos todos nuestros talentos y creatividad,
y a nosotros mismos, 
al servicio de los hermanos,
para que crezca tu reino en nosotros y en todos los hombres,
y, con tu gracia, permanezca siempre,
por los siglos de los siglos.


Introducción a la Plegaria Eucarística
    Ofrezcámonos a Dios a nosotros mismos, y también nuestro trabajo, para que él lo haga fructificar, ya que sin él no podemos hacer nada.

Introducción al Padre Nuestro

Con Jesús nuestro Señor
roguemos a nuestro Padre del cielo
por la venida de su reino,
antes de rogar por nuestras propias necesidades.
R/ Padre nuestro…

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y extiende tu paz a todo el mundo.
Que sea una paz basada en la justicia
y en el acceso abundante de cada persona y nación
a los bienes de la tierra, 
tanto materiales como espirituales.
Ayúdanos a vivir sin lujo y ostentación
y sin necesidades artificiales. 
Y que sepamos trabajar juntos
para la venida plena entre nosotros.
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino…


Invitación a la Comunión

Éste es Jesucristo, el Señor, 
que nos permite compartir su pan y su copa
en los que se da a sí mismo por nosotros.
Dichosos nosotros de recibirle a él
que se hizo pobre por nosotros
para hacernos ricos  en Dios.
R/ Señor, no soy digno…


Oración después de la Comunión 

Oh Dios, todopoderoso y lleno de riqueza:
Lo que tú creas lo das generosamente
y nos lo confías a nosotros.
Sin embargo, nosotros intentamos con egoísmo 
agarrar con firmeza en nuestras manos
riquezas y poder.
Te damos gracias porque tú eres diferente:
generoso y  discreto,
escondido detrás de tus dones.
Enséñanos a no sentirnos menores
cuando nos hacemos grandes los unos a los otros,
y a no sentirnos más pobres
si otros son pudientes y ricos.
Queremos tener la misma mentalidad que aquel
que renunció al prestigio y al poder 
en beneficio nuestro,
Jesucristo nuestro Señor.


Bendición
Hermanos: Seamos buenos administradores de todos los buenos dones que Dios nos da, utilizados en servicio de Dios y de los que nos rodean.
Y seamos también buenos administradores los unos de los otros. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

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