MONICIÓN DE ENTRADA
Sed todos bienvenidos, queridos hermanos y hermanas, a la celebración de este último Domingo del Tiempo Ordinario. El próximo domingo iniciamos el Adviento y con ello un nuevo ciclo y año litúrgico, el A. Hoy vamos a celebrar la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, que también se conoce como el Día de Cristo Rey. Jesús nos quiere contar que la única manera de ser un auténtico Rey es poniéndose al servicio de los demás. Una verdadera novedad en el mundo en que vivimos, en el que se gobierna ignorando, abusando, sometiendo o pisando a los que deberían ser servidos. Pero ello fue, también, novedad absoluta y también totalmente incomprendida en los tiempos que Jesús. Y eso le llevó a la muerte en la cruz, que Él convirtió en trono de amor y de misericordia. Hemos de dedicar esta jornada a pensar en el Reino de Dios. Nuestro Maestro, Jesús de Nazaret, nos recuerda que cada uno de nosotros podemos convertirnos en verdaderos ciudadanos de su Reino, si nos ponemos al servicio del prójimo, sobre todo de aquellos más débiles y pobres…
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- Cristo es el Ungido. Es lo que significa Cristo. Los judíos, tal como nos cuenta nuestra primera lectura de hoy –del Libro Segundo de Samuel--, ungían a sus Reyes en nombre del Señor. David es ungido como rey de Israel ante todo el pueblo y es un antecedente de la realeza de Jesús, el Cristo.
S.- Este salmo 121 era el último que los judíos entonaban en su peregrinación a Jerusalén, cuando la impresionante mole del Templo se hacia visible ante sus ojos. Muestra la alegría desbordante por llegar a la Casa del Señor. Igual tiene que ser para nosotros, hoy. Mostremos nuestra alegría por estar, juntos, en la Casa de Dios.
2.- Las palabras que vanos a escuchar, como segunda lectura, de la Carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses, las hemos oído muchas veces, forman parte de un Himno muy bello y muy habitual en la liturgia eucarística y en la de las horas. Nos llevan al Reino del Hijo querido de Dios.
3.- El fragmento del evangelio de Lucas en que se narra la crucifixión del Señor está lleno de símbolos de realeza. Es como si nos quisiera decir que la Cruz es el auténtico trono de Cristo Rey. El rótulo que puso Pilato habla del Rey de los judíos. Y el buen ladrón invoca la misericordia de Jesús para llegar ese mismo día al Reino. Escuchemos con el alma y el corazón en la mano esta (s) lectura(s) que nos muestra (n) la auténtica realeza de Jesús de Nazaret.
Como solemos citar de vez en cuando, estos textos de moniciones, pueden leerse de uno en uno, antes de cada una de las lecturas. O todos juntos, antes de la proclamación de las mismas. Se ha redactado para que sirva en ambas posibilidades.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Una semana más el padre Leoz nos brinda esta oración para los momentos finales de nuestra Eucaristía. Escuchemos con atención.
REINARÉ, CONTIGO, SEÑOR
Anunciando tu misericordia y tu lealtad
Tu presencia y tu comunión con el Padre
Tu fidelidad y tu reinado de vida y verdad
REINARÉ, CONTIGO, SEÑOR
Y, con tu Espíritu, me empujarás
por el sendero de la verdad y lejos de la mentira
Apartándome de aquellos que, dicen ser de los tuyos,
pero se comportan como si nunca te hubieran conocido
Dando gracias por tu nombre y proclamando
que, Tú Señor, eres Rey, siempre Rey, sólo Rey
Amén.
Exhortación de despedida
Salgamos felices del templo… Vamos a iniciar el domingo siguiente el Adviento que es el tiempo de espera para la llegada del Niño Jesús a Belén. Tiempo de alegría, esperanza y solidaridad con el que, poco a poco, se construye el Reino de Dios.
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