03 diciembre 2016

II Domingo de Adviento: La misa del domingo


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Domingo II de Adviento Ciclo A
4 de diciembre de 2016
Acabamos de encender en esta liturgia la segunda luz de la corona de Adviento. Los cristianos decimos que Jesús es la luz que ilumina el mundo. Solemos decir también que quienes se dejan iluminar por Jesus se convierten en luceros para los demás. ¿Qué sería de nosotros sin los testigos?
Los testigos
¿Quiénes son los testigos? Los testigos son hombres y mujeres de todas las edades que han dejado a Dios entrar en su vida. Esa apertura a Dios les ayuda a entender la vida desde el amor y la paciencia.
¿Qué hacen los testigos? Los testigos ofrecen palabras de consuelo y ánimo; hablan al corazón; dejan ver la presencia del Señor transparentada en sus vidas; abren un horizonte de esperanza y confianza en este mundo.

Juan el Bautista
En este segundo domingo de Adviento el Evangelio habla de Juan el Bautista. La Escritura lo presenta como el precursor de Jesús. Juan fue un testigo creíble por su coherencia, por su sencillez y por su valor. Juan predicó la conversión. Quizás debamos preguntarnos si Dios ocupa el lugar que le corresponde en nuestro corazón. La conversión consiste en volver nuestra mirada hacia Dios. Más que una tarea es una gracia porque la conversión ocurre cuando el hombre se deja encontrar por el amor misericordioso de Dios.
Tú puedes ser testigo
Hoy en la Iglesia necesitamos testigos creíbles porque son coherentes, sencillos y valientes. Cada época tiene sus santos. Hoy hay muchos creyentes tienen esa calidad de vida cristiana. Es posible que tengas la suerte de tener a algún testigo de Jesús cerca de ti. Quizás tú, aunque no lo sepas, eres un testigo de Jesús para los demás.
Koldo Gutiérrez, sdb

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