13 enero 2017

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo

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Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: «Éste es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es de quien yo dije: Después de mí viene uno que es superior a mí, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía; pero si yo he venido a bautizar con agua es para que él se dé a conocer a Israel». Y Juan atestiguó: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Sobre el que veas descender y posarse el Espíritu, ése es el que bautiza en el Espíritu Santo. Yo lo he visto y doy testimonio de que éste es el hijo de Dios».
Juan 1, 29-34
 
Comentario del Evangelio
Es impresionante la actitud de San Juan Bautista. Él tuvo sus seguidores y hubiese sido muy fácil que él mismo se hubiese creído que era el enviado de Dios, el que estaban esperando el pueblo de Israel. Pero San Juan Bautista es capaz de darse cuenta que el enviado es el Hijo de Dios, y ese es Jesús.
San Juan Bautista tiene la capacidad de ser humilde, de entender siempre que él vale poca cosa, que su misión es la misión de Jesús. Nos puede pare- cer muy fácil, pero es bastante más complicado de lo que parece. Muchas veces tenemos la tentación de creernos el centro de todo y nos creemos imprescindibles.
Pero San Juan Bautista nos da una verdadera lección para todos: ser capaz en todo momento de ser consciente de que no es el centro del mundo, de que su vida, sus acciones valen muy poquito, porque el verdadero centro es Jesús. Y lo dice públicamente para que no haya ninguna duda.

Para hacer vida el evangelio
  • Piensa en una situación de tu vida en la que te hayas creído mejor que los demás, en la que hayas pensado que lo que te sucede a ti es lo más importante.
  • ¿Por qué a veces nos creemos el centro del mundo? ¿Cómo nos dice Dios que debemos ser?
  • Escribe un compromiso para que seas una persona como San Juan Bautista, que no se cree el centro del mundo.

    Oración
Gracias, Señor Jesús,
por tu manera de hacer las cosas,
tan diferente a como las hacer nosotros. 
Que Tú, Señor Jesús, seas siempre
el centro de nuestras vidas.
Que tu persona ilumine en todo momento nuestras palabras y obras.
Que sepamos hacer nuestro tu proyecto
y asumirlo, que no es otro que el de Dios Padre. 
Que nos tomemos en serio cuanto Tú
nos irás diciendo a lo largo del año que empieza 
Que tengamos siempre buen humor, mucho buen humor.

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