13 enero 2017

La Palabra de Dios narra las maravillas de la misericordia

El Papa llama la atención sobre la importancia de la homilía, reclamando de los sacerdotes una adecuada preparación, y propone dedicar un domingo a la Sagrada Escritura en las parroquias.
Cada domingo, la Palabra de Dios es proclamada en la comunidad cristiana. En la celebración eucarística asistimos a un verdadero diálogo entre Dios y su pueblo. En la proclamación de las lecturas bíblicas, se recorre la historia de nuestra salvación como una incesante obra de misericordia en la que se nos anuncia que «Dios sigue hablando hoy con nosotros como sus amigos, se entretiene con nosotros, para ofrecernos su compañía y mostrarnos el sendero de la vida. Su Palabra se hace intérprete de nuestras peticiones y preocupaciones, y es también respuesta fecunda para que podamos experimentar su cercanía».

La Biblia es la gran historia que narra las maravillas de la misericordia de Dios sobre su pueblo y cada uno de nosotros: «cada una de sus páginas está impregnada del amor del Padre que, desde la creación, ha querido imprimir en el universo los signos de su amor. El Espíritu Santo, a
través de las palabras de los profetas y de los escritos sapienciales, ha modelado la historia de Israel con el reconocimiento de la ternura y de la cercanía de Dios, a pesar de la infidelidad del pueblo. La vida de Jesús y su predicación marcan de manera decisiva la historia de la comunidad cristiana, que entiende la propia misión como respuesta al mandato de Cristo de ser instrumento permanente de su misericordia y de su perdón (cf. Jn 20, 23)».
Importancia de la homilía
El Papa llama la atención sobre la importancia de la homilía, reclamando de los sacerdotes una adecuada preparación al servicio de la Palabra: «ella será tanto más fructuosa, cuanto más haya experimentado el sacerdote en sí mismo la bondad misericordiosa del Señor». Y puntualiza: «la homilía, como también la catequesis, ha de estar siempre sostenida por este corazón palpitante de la vida cristiana».
Propone una iniciativa muy concreta: «Sería oportuno que cada comunidad, en un domingo del año litúrgico, renovase su compromiso en favor de la difusión, conocimiento y profundización de la Sagrada Escritura: un domingo dedicado a la Palabra de Dios para comprender la inagotable riqueza que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo».
Para enriquecer esta iniciativa sugiere la promoción de la lectio divina: «La lectio divina sobre los temas de la misericordia permitirá comprobar cuánta riqueza hay en el texto sagrado, que leído a la luz de la entera tradición espiritual de la Iglesia, desembocará necesariamente en gestos y obras concretas de caridad».
Alfredo Crespo Hidalgo

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