(A)
Uno de los valores que más apreciamos es el de la libertad. Pero ésta tiene sus riesgos: la podemos utilizar mal. Por eso dice el salmo: “Dichoso el que con vida intachable camina en la voluntad del Señor”. Por medio del Espíritu se nos ha revelado una sabiduría para saber penetrar y comprender lo que pasa dentro y fuera de nosotros y para actuar con acierto. El texto evangélico del Sermón de la Montaña coloca a Jesús como dividiendo la historia: “Habéis oído que se dijo… Pero yo os digo”.
Ambientamos la celebración acercando unos símbolos:
– Presentamos el libro de la Constitución española: un proyecto de sabiduría humana al servicio de nuestra convivencia. Pero dirá el Evangelio: “Si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos”.
(B)
En la vida cristiana parece muchas veces que lo único importante es cumplir unas normas y unas costumbres que no producen vida, ni alegría, ni nada de nada. Basta con mirar la mayoría de nuestras celebraciones. Parece que el mandamiento del Amor que Jesús nos da a sus amigos lo hemos olvidado y lo hemos sustituido por un sin fin de otras cosas, muchas de las cuales no son importantes y, peor aún, están entorpeciendo la verdad del Evangelio: Ritos, tradiciones, costumbres sociales, mandatos humanos… tantas cosas que no nacen de una vivencia positiva y rica del Mensaje de Jesús. Pidamos saber dar a cada cosa su importancia, y que descubramos la grandeza de la vida cristiana, que es plenitud y es amor.
Pedimos perdón
(A)
– Tú que acoges a todos. SEÑOR, TEN PIEDAD…
– Tú, que eres el camino seguro. CRISTO, TEN PIEDAD…
– Tú, que eres la vida en plenitud. SEÑOR, TEN PIEDAD…
(B)
– Tú que nos ofreces la vida como un camino a recorrer, lleno de posibilidades. SEÑOR, TEN PIEDAD…
– Tú, que nos das tu Espíritu Santo como fuerza permanente de vida. CRISTO, TEN PIEDAD…
– Tú, que pones la plenitud de la vida en la entrega y el servicio a las personas. SEÑOR, TEN PIEDAD…
Oración
A traer plenitud a las vidas mediocres, has venido, Señor…
A traer libertad a los que estamos atados, has venido, Señor…
A traer ilusión a las vidas cansadas, has venido, Señor…
A traer sorpresa a la gris rutina, has venido, Señor…
A traer descanso a los agobiados, has venido, Señor…
A traer sabiduría a los pequeños, has venido, Señor…
A levantar a los encorvados, has venido, Señor…
A perdonar una y mil veces, has venido, Señor…
A liberarnos de los compromisos, has venido, Señor…
A enseñarnos a ser los últimos, has venido, Señor…
A demostrarnos el valor de la pobreza y del compartir, has venido, Señor…
A construir tu Reino de justicia, has venido, Señor…
A sacamos de la esclavitud del poder, del dinero y del prestigio, has venido, Señor
A cambiarnos el corazón de piedra, has venido, Señor…
A revitalizar nuestra historia personal, has venido, Señor…
A contagiarnos la misericordia, has venido, Señor…
A potenciar lo mejor de nosotros mismos, has venido, Señor…
A dinamizar nuestra existencia, has venido, Señor…
A poner a las personas por encima de las normas, has venido, Señor… A despertar nuestra coherencia y fraternidad, has venido, Señor…
A entusiasmarnos con tu Reino, has venido, Señor…
A hablarnos al corazón a cada uno, has venido, Señor…
A llenar nuestra vida de sentido y de tu Espíritu, has venido, Señor…
A hacernos grandes en el Reino de los cielos, has venido y vienes siempre, Señor.
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