09 febrero 2017

Domingo 12 febrero: reflexión

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Oración
Queremos, Señor Jesús, escucharte en tu Palabra.
Y escuchándola, sintonizar con tu corazón de Hijo confiado en el Padre del cielo, aprender a orar Contigo, a esperar con paciencia activa, a amar y a perdonar sin cansarnos.
Saber una y otra vez cuánto te importa cada hombre y cada mujer, cuánto te interesa nuestra propia paz y felicidad. Enséñanos, Jesús, Señor y Hermano nuestro, a conocerte a través de tu evangelio. ASI SEA.

Ecos a la oración
– Hoy pongo ante tí vida y bendición, muerte y maldición; escoge la Vida, vive pegado al Señor.
– Habéis oído que se dijo “cumple mínimos”, pero yo os digo “amad a fondo y hasta el final”.
– Ciertamente nos dijo que el Reino viene humanizando el mundo.
– El que mira un ser humano como medio, elige muerte, el que lo mira como persona, elige la Vida.

Mt 5,17-37
«17No penséis que he venido a abolir la Ley y los profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
18En verdad os digo: mientras duren el cielo y la tierra, no dejará de estar vigente ni una i ni una tilde de la Ley sin que todo acontezca.
19Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será llamado el más pequeño en el Reino de los cielos; pero el que los haga y los enseñe, ése será llamado grande en el Reino de los cielos. 20Porque os digo que si vuestra justicia no sobreabunda a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos.
21Habéis oído que fue dicho a los antiguos: ‘No matarás; y aquél que mate será reo ante el tribunal’. 22Pero yo os digo: todo aquél que se encolerice contra su hermano será reo ante el tribunal; pero el que le llame a su hermano ‘imbécil’ será reo ante el Sanedrín; y el que le llame ‘renegado’ será reo de la gehenna de fuego.
23Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que tu hermano tiene algo contra ti, 24deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. 25Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. 26En verdad te digo: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.
27Habéis oído que fue dicho: ‘No cometerás adulterio’. 28Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón.
29Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. 30Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna.
31También fue dicho: ‘El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio’. 32Pero yo os digo: ‘Todo el que repudia a su mujer, excepto en caso de fornicación (logos porneias), la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio.
33Habéis oído también que fue dicho a los antiguos: ‘No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos’. 34Pero yo os digo que no juréis en modo alguno: ni por el cielo, porque es el trono de Dios, 35ni por la tierra, porque es el escabel de sus pies, ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. 36Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. 37Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí; no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno».
¡PALABRA DEL SEÑOR!

CONTEXTO
Seguimos leyendo continuadamente el evangelio de Mateo. En esta ocasión llegamos a un texto clave (5,17-20) que introduce la parte principal del Sermón de la Montaña (5,21-7,11). Dicha parte principal se cierra en 7,12. Así pues, 5,17-20 es la introducción particular a esa parte principal y 7,12 es la conclusión particular a la misma. Dos palabras hacen inclusión en ambos textos: ley y profetas. Esto significa que el tema abierto en 5,17-20: el cumplimiento de la ley y los profetas (la voluntad de Dios) se desarrolla en las tres secciones abrazadas por la inclusión: la nueva relación con los demás (5,21- 48), la nueva relación con Dios (6,1-18), que es el corazón del Sermón y su clave de interpretación, y la nueva relación con las cosas materiales (6,19-7,11). ¡Este discurso de Jesús es toda una obra de ingeniería lingüística! La segunda parte del evangelio de hoy (5,21- 37) nos presenta 4 de las 6 antítesis de la sección. ¡Demasiado material para un solo evangelio dominical!

TEXTO
El evangelio tiene dos partes. La primera (5,17-20) tiene mucha unidad en el tema y en la forma y está formada por 4 frases de Jesús: la última (v. 20) contiene las palabras que la enganchan a toda la sección posterior (os digo) y la palabra que cierra esa sección posterior (sobreabundar, cf. v. 47). La segunda parte (5,21-37) recoge 4 antítesis (“fue dicho” =/= “pero yo os digo”), que son la materialización concreta de la justicia sobreabundante que debe caracterizar a los discípulos de Jesús, que han “entrado” en la órbita del Reino. En ellas, el respeto por uno mismo, por los demás y por Dios son el denominador común, respeto que irá avanzando en fraternidad y amor, hasta niveles verdaderamente imposibles para quien no tiene una experiencia de Dios Padre como la que tuvo Jesús. Este aparece dotado de una enorme autoridad, como modelo acabado de cumplimiento de la voluntad de Dios, antes expresada en la “Ley y los Profetas”, ahora manifestada en el propio Jesús.

ELEMENTOS A DESTACAR
• Hay mucho, demasiado, contenido, por lo demás extraordinario, en nuestro evangelio de hoy. 5,17-19: Jesús declara que él es el cumplimiento de la ley, incluso el más pequeño de los mandamientos tiene sentido en su persona. Jesús es la medida de todo lo relacionado con la voluntad de Dios, por tanto hay que atender todo gesto, toda palabra, todo detalle de Jesús.
• 5,20: El cumplimiento de la voluntad de Dios se expresa, en Mateo, con el término justicia. Por eso, la justicia de los discípulos de Jesús, modelo acabado de cumplimiento de la voluntad de Dios, antiguamente expresada en “la Ley y los Profetas”, debe sobreabundar a la de escribas y fariseos, modelos de cumplimiento de la voluntad de Dios sin Jesús. Debe haber una diferencia cualitativa entre unos y otros, y en esa diferencia estriba el entrar al Reino de los cielos. ¿En qué se manifiesta que nuestra justicia es muy superior a la de quienes no creen en Jesús o no acceden a Dios desde Jesús?
• Las 4 antítesis que recoge el evangelio de hoy no se conforman con el “mínimo” de la Ley sino que profundizan en un comportamiento más integral, más profundo, más en sintonía con el hecho de que Dios es Padre de todos y nosotros somos hermanos. En las dos primeras, Jesús pone ejemplos muy exagerados: la hipérbole o exageración es un instrumento retórico muy utilizado en la comunicación oral cuando se quiere transmitir la importancia y la intensidad de algo. La tercera antítesis es mucho más concisa, seguro que por la problemática tratada, que no la cierra ni el evangelista ni el propio Jesús. No se trata de divorcio sí o divorcio no, sino de evitar un hecho de poder del varón (el “acta de repudio”) que dejaba en total indefensión a la mujer. La cuarta sigue siendo desatendida porque el juramento está presente en muchas situaciones de la vida actual (los juicios, por ejemplo).
• No olvidar la clave de interpretación: la justicia sobreabundante. ¿Nos conformamos con dosificar cicateramente nuestra bondad para con los demás o queremos desparramarla generosamente al estilo de Jesús?

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.
Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?
 

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