08 agosto 2017

Domingo 13 agosto: Liturgia 2


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PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante

Nos encontramos nuevamente aquí, en este domingo décimo noveno del tiempo ordinario, convocados por el Señor, para ser alimentados por Él, con el Pan de su Palabra y de su Eucaristía, que nos darán las fuerzas necesarias para poder proseguir nuestro camino, el camino de la vida y de la fe cristiana; camino lleno de dificultades que exige un esfuerzo muy superior a nuestras posibilidades.

AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

El Señor hoy nos llama a hacer un silencio interior, para escucharlo, para tener un encuentro con Él; para que confiemos y nos apoyemos plena y solamente en Él, en cualquier circunstancia de la vida, aún en medio de las dificultades. Él quiere ayudarnos, pero necesita de nuestra confianza en su poder, de lo contrario nos hundiremos irremediablemente.


1ª. LECTURA:  (1 Re 19, 9a. 11-13a)     (Ver texto)

Dios nos pide que, para poder encontrarlo de verdad, necesitamos crear el clima propicio, alejándonos del ruido que nos rodea, ya que Él sólo está en el silencio.

SALMO RESP.:      (84, 9-14)    (Ver texto)

                    R.   Muéstranos, Señor, tu misericordia,
                           y danos tu salvación

2ª. LECTURA:     (Rm 9, 1-5)     (Ver texto)

San Pablo se siente implicado en la tragedia de sus hermanos judíos, no obstante, proclama su fe en la divinidad de Cristo.

EVANGELIO:    (Mt 14, 22-33)    (Ver texto)

Hoy Jesús, en el Evangelio, nos manifiesta que debemos confiar plenamente en Él, en su palabra, aún a pesar que humanamente parezca poco confiable.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Elevemos ahora nuestra oración al Padre de las misericordias, pidiendo por el pueblo santo de Dios y por todos los hombres del mundo.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"POR CRISTO, TU PALABRA, ESCÚCHANOS SEÑOR"

v Padre de bondad, te pedimos por la Iglesia y el Papa Francisco, para que por su mensaje, como Pedro,  saltando al encuentro de Jesús, redescubramos con más vigor que sólo Él es el que salva y que con nadie más podemos contar, oremos...

v Señor todopoderoso, te pedimos por nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, para que siempre recibamos por medio de sus palabras, la invitación que tu Hijo nos hace, invitándonos a confiar, tendiéndonos la mano y diciéndonos: "Tranquilícense, soy Yo; no teman" , oremos...

v Te pedimos de manera especial, junto al Santo Padre, que protejas a los cristianos iraquíes, a todas las comunidades perseguidas y a todos aquellos que son obligados a dejar sus casas en Irak, oremos...

v Dios rico en misericordia, te pedimos por todos los niños, especialmente los más pobres y sufrientes, para que nunca les falte el alimento y las condiciones para desarrollarse plenamente, y para que reciban una verdadera y auténtica formación en los valores trascendentes que proclamó tu Hijo, oremos...

v Dios de todo consuelo, te pedimos por toda nuestra comunidad, para que siempre, y a pesar de las dificultades, confiando plenamente en tu bondad y providencia, caminemos sobre las aguas de la vida conscientes de que Tú eres quien realmente nos cuida, oremos...

CELEBRANTE:

Escucha Padre, la oración de tus hijos; haz que en todos los momentos de nuestra vida, por más difíciles que nos parezcan, confiemos plenamente en tu Palabra, encontrando en ella la verdadera seguridad. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Para que este propósito de apoyarnos siempre en Dios, depositando totalmente nuestra confianza en su Palabra, se convierta en una realidad, ofrezcámoslo sobre el altar junto al pan y el vino.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Con gran alegría elevemos nuestra acción de gracias a Dios; Él es siempre la roca firme, nuestro apoyo en este camino de la vida, tan lleno de dificultades.

COMUNIÓN:

El Señor nos llama a que caminemos a su encuentro; acerquémonos a recibirlo, para que Él de seguridad a nuestro caminar, y digámosle como Pedro: "Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios".

DESPEDIDA:


Debemos vivir nuestra vida diaria de acuerdo a la fe que manifestamos tener, por lo que esta Eucaristía tiene que significarnos un sincero compromiso a confiar plenamente en Dios, a pesar de las dificultades que nos toca vivir.

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