23 septiembre 2017

Guión Litúrgico domingo 24 septiembre


Resultado de imagen de XXV del Ciclo A

PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante

Celebramos hoy el domingo vigésimo quinto del tiempo ordinario, y porque en verdad creemos en el amor infinito de Dios, y porque queremos que este amor llegue a todos los hombres, nos reunimos todos los domingos a celebrar la Eucaristía. Y por eso respondemos gozosamente a su llamado, a la vocación recibida, y nos realizamos así como hombres, como cristianos y como apóstoles.


AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

El Señor hoy nos llama a entrar en el verdadero camino, ya que nuestros caminos son distintos a los suyos; nuestra manera de juzgar es distinta de la suya; no somos capaces de comprender sus designios, y es así que nos llama a trabajar en su viña, que es el mundo, y que debe ser transformado conforme a su plan, para que éste se convierta y cambie; y esta es la tarea que nos confía, esperando nuestra generosa respuesta.

1ª. LECTURA:  (Is 55, 6-9)     (Ver texto)

Ya en el Antiguo Testamento vemos la afirmación de la infinita misericordia de Dios, cuya justicia perdona y difiere de la nuestra, que condena.

SALMO RESP.:      (144, 2-3. 8-9. 17-18 )    (Ver texto)

                    R.     El Señor está cerca de aquéllos que lo invocan.

2ª. LECTURA:     (Flp 1, 20c-24.27a)     (Ver texto)

Pablo nos dice que el cristiano debe llevar una vida digna del Evangelio de Cristo; debe ser la manifestación de Cristo en su existencia.


EVANGELIO:    (Mt 20, 1-16a)    (Ver texto)

En el santo Evangelio, Jesús nos habla del llamado que Dios nos hace: nos convoca a trabajar según sus divinos planes.

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Y ahora, con toda confianza, presentemos nuestra plegaria al Padre providente, por mediación de su Hijo, que ha venido al mundo a traer la salvación prometida.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"SEÑOR, ESCÚCHANOS Y HAZNOS TRABAJADORES DE TU VIÑA"

v Señor, al pedirte por tu Iglesia y por el Papa Francisco, para que siempre asumamos por su ejemplo, el que en ella, todos podemos y debemos hacer algo y que todos tenemos un puesto, un carisma, te pedimos…

v Señor, al pedirte por nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, para que bajo su guía segura trabajemos responsablemente en esta viña del Señor que es nuestra Iglesia diocesana, te pedimos…

v Señor, al pedirte por la paz del mundo, para que los gobiernos y los pueblos depongan sus actitudes de odio hacia otros pueblos hermanos y nuestro mundo alcance una paz real y duradera, te pedimos…

v Señor, al pedirte por nuestra patria, para que gobernantes y gobernados trabajemos incansablemente por el bien común de todos los que la habitamos, te pedimos…

v Señor, al pedirte por nuestra comunidad, para que trabajemos como Iglesia en tu viña, sin rechazar a nadie porque se haya incorporado a última hora, y con la certeza de que nadie puede monopolizar la salvación de Dios, te pedimos…

CELEBRANTE:

Padre bueno, que nos has mostrado en tu Hijo el camino para alcanzar la plenitud de vida, haz que sigamos su ejemplo de entrega total al servicio de los hermanos, y así comencemos a construir, en este mundo, el Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

En las manos del Padre ponemos ahora la ofrenda de nuestras propias vidas, para responder a su llamado a trabajar comprometidamente en su viña.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

En los signos del pan y del vino, se renueva el misterio de la salvación que esperamos. Hagamos ahora, con fe y alegría, nuestra acción de gracias al Padre, agradeciéndole por llamarnos a trabajar en su viña.

COMUNIÓN:

Y ahora, Jesús, el Mesías de Dios que viene a salvar a todos los hombres, se nos da como alimento y manjar, que nos anticipa ya, el banquete del Reino de los Cielos.

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.

DESPEDIDA:


Regresemos a nuestra vida diaria meditando que la viña, el Reino de Dios, necesita nuestro trabajo para cultivarla y nuestro sudor para regarla, y hacer realidad el “venga a nosotros tu reino”. Esta es nuestra tarea.

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