30 noviembre 2017

Comentario Domingo I de Adviento

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Oración
Ven a nosotros, Espíritu Santo.
En este tiempo de adviento, haznos comprender la palabra de esperanza de tus profetas de Israel, anunciando un “cielo nuevo y una tierra nueva”, y la palabra de Jesús de Nazaret.
Escuchando su palabra, concédenos orar con perseverancia capaz de espera.
Concédenos crecer en una esperanza consistente y activa.
Concédenos vivir una esperanza resistente a todo pesimismo y de sánimo, fuerte para trabajar por una sociedad más justa según el corazón de Dios Padre.
AMEN.


Mc 13, 33 – 37
« 33 Mirad , vigilad , porque no sabéis cuándo es el momento (kairós) .
34 Es como un a persona que se fue de viaje, dejó su casa y dio a sus siervos la autoridad (exousía), a cada uno su tarea (ergón, obra), y al portero encargó que velara.
35 Así que velad, porque no sabéis cuándo viene el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; 36 no sea que, viniendo de improviso, os encuentre dormidos.
37 Pero lo que a vosotros digo, a todos digo: velad».
¡PALABRA DEL SEÑOR!

CONTEXTO 
El evangelio de hoy es el final del discurso escatológico en el evangelio de Marcos, que abarca todo el capítulo 13. El discurso tiene la finalidad de responder a los interrogantes de los discípulos sobre el final de los tiempos. Si leemos todo el capítulo entero, nos daremos cuenta de que hay una gran inclusión (= repetición de un térmi no clave al comienzo y al final de una unidad textual) que le da unidad literaria y temática. La inclusión está formada por el término “cuándo ”( póte ), que se repite tres veces: vv. 4.33.35. Estas repeticiones nos indican que ésa era una preocupación importante para la primera comunidad: cuándo sobrevendría el fin de los tiempos. Las primeras comunidades cristianas vivían con una gran expectativa escatológica, es decir, con el ardiente deseo por volver a encontrarse con Jesús resucitado y experimentar así la plenitud de Dios. Dicha característica, esencial en aquellas comunidades primeras, apenas se experimenta hoy en las comunidades cristianas. Es un gran “debe”.
TEXTO
Tiene una estructura ternaria: a) una breve introducción, con dos imperativos y la motivación de los mismos (v. 33); b) la parte central, dividida a su vez en dos fragmentos, unidos por el término velar: 1) la pequeña parábola del portero (v. 34) y 2) la aplicación a los oyentes del Jesús (vv. 35 – 36); c) una brevísima pero terminante conclusión, que termina con el imperativo “velad” (v. 37). Algunas incoherencias permiten pensar en dos textos originalmente diferentes que Marcos recompuso para poner final al discurso escatológico. Sobresalen en el texto dos claves: la abundancia de imperativos presentes (mirad, vigilad, velad, velad) y la repetición del término “velar” (3 veces) y sinónimos (“vigilar”). Ahí radica el mensaje principal.

ELEMENTOS INTERESANTES
• La preparación continua es la actitud espiritual que debe determinar la vida de todo discípulo y toda la vida del discípulo. Aunque la idea primera de la parábola no es el de la vigilancia (sólo debe velar el portero), sino el de la responsabilidad (todos tienen una tarea que realizar), la composición realizada por Marcos aúna los dos aspectos, confiriendo al estado de vigilia un componente activo .
• La repetición de imperativos y el significado de “velar” están presentes en las tres partes del texto: la reiteración indica su importancia. ¿Qué significado entraña para nosotros, ahora que estamos al comienzo del Adviento? Por otra parte, también hay otra repetición importante: no sabéis cuándo: la insistencia en la ignorancia de los discípulos abre la puerta a la confianza y a la obediencia en/a Jesús. ¿Cómo lo podemos vivir en este tiempo de preparación?
• La venida sorpresiva del señor de la casa puede encontrarnos en vela o dormidos . El “velar” o el “dormir” están en relación con la parábola de los talentos de Mateo: velar equivaldría a hacer cada uno su tarea, según su capacidad y según la autoridad concedida (v. 34), mientras que dormir equivaldría a esconder el talento, a dejar de hacer aquello que está en nuestras manos y es nuestra responsabilidad y nuestra tarea.

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.
Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

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