*Nos trae buenas nuevas (en medio de un noticiario negativo)
y esperanza (en un laberinto pesimista)
*Nos llama a la serenidad y a la confianza. ¡Hay tantas
razones para alterarnos y distanciarnos!
*Nos prepara, no ya al acontecimiento de la Navidad, sin a
aquel instante definitivo: ¡EL SEÑOR VENDRÁ!
*Nos constituye en “vigilantes”. Vivir esperándole y….como
Dios quiere; no como el mundo exige.
*Nos despierta de un sueño peligroso: la rutina. Creer en
Dios es mantener firme nuestra fe. Comprometidas nuestras actitudes de servicio
y caridad
*El adviento nos empuja al renacimiento en nuestra fe. A
consolidar nuestra esperanza. A recuperar el gusto por la figura de Jesús.
*Un Niño nos va a hacer. ¿Para qué? Ni más ni menos que para
llenar de ilusión y de alegría la gran casa de nuestra Iglesia. Para darnos una
razón para vivir y seguir adelante: nos trae la salvación
*El adviento es una alfarería donde podemos moldear el barro
que existe en nuestro corazón, en nuestras manos, en nuestro caminar. Es mudar
de la injusticia hacia la justicia; brincar del pozo del odio a la frontera del
amor.
*Es saber que, en la ausencia del Señor, El sigue confiando
en nosotros. A pesar de nuestras fragilidades y contradicciones seguimos
gritando: ¡VEN, SEÑOR, JESUS!
*El adviento caldea el corazón frío; estrecha las manos
enemigas; hace encontradizas las miradas indiferentes. Ante la llegada de Dios,
ninguno de los suyos, puede permanecer en el egoísmo.
Dios, cuando llegó al mundo, se encontró a muchas personas
dormidas. EL adviento insta a nuestras manos a ponerse en movimiento, a
colaborar con la causa de Jesús.
*El Adviento tiene dos movimientos: nos invita a celebrar
con alegría aquel primer adviento de Jesús a los hombres y….a estar expectantes
a su llegada definitiva. El final de los tiempos.
*Es rezar, y con la oración, mantenernos despiertos y
anhelantes a lo que está por venir.
dueño marchó pero, cuando venga,
¿encontrará alguien abriéndole la puerta de su casa?
Baja
otra vez al mundo, baja otra vez, ¡Mesías!
De nuevo son los días de tu alta vocación;
y en su dolor profundo la humanidad entera
el nuevo oriente espera de un sol de redención .(...)
Baja, ¡oh Señor!; no en vano siglos y siglos vuelan (...)
¿Quién dijo, Dios clemente, que Tú no volverías? (...)
Sí, Tú vendrás. Vencidos serán con nuevo ejemplo
los que del santo templo apartan a tu grey.
Vendrás, y confundidos caerán con los ateos
los nuevos fariseos de la caduca ley. (...)
Ya pasarán los siglos de la tremenda prueba;
¡ya nacerás, luz nueva de la futura edad!...
Ya volverás, ¡Mesías! en gloria y majestad.
Himno al Mesías
venidero de Gabriel García Tassara (1817-1875)
Javier Leoz
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