17 febrero 2018

La misa del Domingo 18 febrero

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Semana I de Cuaresma
18 de febrero de 2018

Génesis 9, 8 – 15. Salmo 24. 1 Pedro 3, 18 -22. Marcos 1, 12 – 15.
Hoy es el primer domingo de Cuaresma, inicio de un tiempo de preparación que nos llevará hasta el Misterio Pascual de Jesús: su muerte y resurrección. Y nada mejor que escuchando estas lecturas en las que se nos muestra que debemos tener confianza y fe en Dios, pues así el Señor nos salvará.
Ya en la primera carta de Pedro nos enseña como Cristo murió por nuestros pecados, como el justo sufrió por los injustos. Todos hemos sido bautizados para ser salvados, pero es una salvación no por purificación de nuestros pecados, sino pidiendo a Dios que nos de una buena conciencia, para que nuestros actos nos lleven a la salvación.

Y todo esto ocurre en cualquier circunstancia, pero siempre son más ejemplares los momentos difíciles, en los que tenemos problemas y dificultades. Estos son los momentos en los que nos cuesta más tener fe y confianza en Dios. Ese que está siempre acompañándonos, aunque no nos demos cuenta de su presencia.
En la primera lectura tenemos el establecimiento de una alianza de Noé con Dios. Dios siempre mantiene su alianza con los hombres, aunque nosotros rompamos con ella y no la cumplamos. El Señor es misericordioso y leal, es bueno con todos. Incluso enseña el camino a los pecadores y busca restablecer con ellos la relación. Dios nunca nos deja solos, nunca pierde su empeño de buscar nuestra salvación. Dios nos acompaña en el duro y difícil camino del día a día.
En el evangelio tenemos a Jesús tras el bautismo, lleno del Espíritu Santo, volviendo del Jordán. Estuvo durante cuarenta días vagando por el desierto. Durante este tiempo, Jesús como todo ser humano sufre momentos de dificultad. Son estos momentos en los que necesitamos ser fuertes. Son estos momentos en los que todos nos sentimos tentados por buscar alguna manera de acabar con estos sufrimientos, pudiendo caer en las tentaciones del diablo.
Con las tentaciones se nos muestra como Jesús es tentado como cualquier ser humano, pero nos enseña que es posible no caer en la tentación. Debemos ser fuertes y tener confianza plena en el Señor, que nos acompaña siempre. El Señor nos da la fuerza y la entereza para poder sobrellevar nuestras dificultades y seguir el camino que nos muestra.
Jesús es tentado, pero no cae en la tentación. Supera la prueba y acto seguido se dedicará a proclamar el evangelio de Dios. Directamente se dedica a llevar la Buena Noticia al mundo entero.
Nos muestra como el hombre puede vivir de toda palabra que sale de la boca de Dios. Esforcémonos por tener la palabra de Dios en los labios y en el corazón. De esta manera, al invocar a Dios, este será generoso con nosotros. Nos enseñará el camino a seguir para superar las dificultades y tentaciones.
Y aún más, Jesús nos llama a la conversión y a que creamos en el Evangelio. Tiene una confianza plena en nosotros y en nuestra fe, para que creamos plenamente en el Evangelio por el proclamado, por medio de su vida y su obra. El es nuestro ejemplo, y es el camino que hemos de seguir. Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Es el momento de ponernos también nosotros en camino, como Jesús, para llevar la Buena Noticia, y esto se hace con nuestro ejemplo de vida.
German Rivas, sdb

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