22 abril 2015

Liturgia, 22 abril


Introducción

    El fervor de la joven Iglesia es tan contagioso que, incluso en la persecución, los cristianos aprovechan la ocasión de la misma persecución para predicar a Cristo Resucitado. Ciertamente, Dios no abandona a la Iglesia, aun en momentos de prueba y sufrimiento. La lectura de Hechos dice incluso que había gran alegría por los signos de la presencia de Jesús.



Hay también gran alegría en la lectura del evangelio donde oímos a Jesús decir que él es nuestro pan de vida: no solamente se dará más tarde a sí mismo como pan para ser comido, sino que su palabra y mensaje son para nosotros auténtico pan de vida, algo por lo que y para lo que vale la pena vivir.



Oración Colecta
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú eres nuestro Dios siempre fiel, 
aun en días de prueba para la Iglesia
y, personalmente, para cada uno de nosotros;
tú permaneces a nuestro lado, 
aun cuando no nos demos cuenta de tu presencia.
Danos una confianza en ti sin límites
y haznos cada vez más conscientes
de que tu Hijo Jesús es el sentido de nuestras vidas
y de que él nos nutre con el pan de sí mismo, 
hoy y cada día, y por los siglos de los siglos.



Intenciones

  • Para que los cristianos, por la forma como viven su fe, muestren la belleza y la alegría del mensaje de Cristo a todos los que le buscan, roguemos al Señor.
  • Para que la Iglesia acepte a las personas tal como son, y no las rechace o aleje a causa de los errores que hayan podido cometer, roguemos al Señor.
  • Para que todos nosotros seamos generosos, de manos y brazos abiertos, para muchos que sufren hoy de hambre; hambre de alimento y también de amor, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios nuestro, siempre fiel:
Tú eres nuestro Dios de la Alianza.
Danos la gracia de comprender más profundamente la Alianza 
como tu eterna entrega a nosotros
por propia iniciativa tuya.
Por estos signos de pan y vino
que ofrecemos en el altar,
ayúdanos a expresar sinceramente
que también nosotros queremos ser fieles a ti, 
no solo en momentos de felicidad y alegría
sino también cuando vamos andando a ciegas en la oscuridad.
Te lo pedimos por medio de Jesucristo nuestro Señor.



Oración después de la Comunión

Oh Dios siempre fiel:
Nos regocijamos de que en tu Hijo Jesús
y en su mensaje de vida
nos has dado algo y a alguien
por quien vale la pena vivir.
Te damos muchísimas gracias 
por decidir que él fuera nuestro pan de vida,
que nunca nos rechazará ni alejará,
sino que seguirá aceptándonos 
y ayudándonos a crecer en su vida
hasta que florezca un día en la vida eterna.
Toda gratitud y alabanza a ti
por Jesucristo nuestro Señor.



Bendición
Hermanos: Jesús nos dice: “Tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber”. Que sigamos siempre reconociendo a Jesús en nuestros hermanos necesitados y afligidos. 
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

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