17 diciembre 2015

Comentario Domingo IV de Adviento

Oración
Oh Dios Padre:
“Tanto amaste a la humanidad que nos enviaste a tu Hijo hasta hacerse hombre como nosotros”.
Nos preparamos a celebrar su venida, anunciado por tus profetas de Israel y gestado en el seno de María de Nazaret.
Te pedimos que tu Espíritu nos haga comprender la gran Nueva de su nacimiento.
–  Que penetre la oscuridad de nuestro corazón con su luz radiante y nos ensanche el corazón.

–  Que llene de esperanza y amor a tantos hombres y mujeres que sufren y lloran a lo ancho del mundo.

–  Que inspire un gran deseo de paz y justicia en los pueblos y nos haga trabajar para conseguirlos. ASÍ SEA.


Lucas 1,39-45
«39Entonces, levantándose (anastasa) María en aquellos días, se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; 40y entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
41Y sucedió que en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su seno; y fue llenada de Espíritu Santo Isabel 42y exclamó a grandes gritos y dijo:
“¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno! 43y ¿de dónde a mí esto: que venga la madre de mi Señor a mí? 44Porque he aquí que cuando llegó la voz de tu saludo a mis oídos, saltó de gozo la criatura en mi seno. 45Y ¡feliz la que ha creído que llegarán a su fin las cosas que le fueron dichas de parte del Señor”».
¡PALABRA DEL SEÑOR!

CONTEXTO
Este evangelio es el punto central del tríptico que se inserta en la presentación de Juan Bautista: entre el anuncio del nacimiento de Juan (1,5-25) y el nacimiento de Juan (1,57-58). En medio, tres escenas marianas: la anunciación (1,26-38, evangelio proclamado en la fiesta de la Inmaculada), la visitación (1,39-45), el cántico de María o Magnificat (1,46-56). El texto es, pues, la primera reacción de María tras la anunciación, y por eso es muy importante el verbo que no aparece en la traducción litúrgica: María se levantó (verbo anistemi, término técnico de resucitar). María es ya una nueva criatura que actúa como portadora de la salvación de Dios.

TEXTO
Tiene tres partes: a) La reacción de María después del anuncio del ángel consiste en levantarse e ir con prontitud a visitar a su prima Isabel (vv. 39-40); b) las consecuencias del saludo de María a Isabel: reacción en la criatura y en la madre (vv. 41- 42a); c) la exclamación de Isabel (vv. 42b-45): la traducción litúrgica de la última frase cambia ligeramente el sentido del texto, puesto que en ella el cumplimiento de las palabras del Señor es una acción de fe de Isabel, mientras que en el texto original la acción de fe es de María.

ELEMENTOS A DESTACAR
• Si de verdad se escucha la Palabra de Dios, transmitida a María por medio del ángel, entonces hay que levantarse y partir. Todo el movimiento de la perícopa parte de la escucha de María y de su respuesta afirmativa a colaborar en el plan de Dios. El viaje de Galilea a Judea evoca el viaje misionero de todo creyente que escucha la Palabra y quiere ser instrumento de Dios para la salvación. Un movimiento hecho con prontitud, porque nada hay más importante.
• El saludo de María provoca de inmediato dos reacciones: salta (lit. brinca) la criatura en el seno de Isabel y ésta se llena de Espíritu Santo para exclamar. Recordemos que Juan era la voz de la Palabra y ahora la voz de María lleva a Isabel a reconocer la salvación de Dios. Y nuestra propia voz ¿es voz de la Palabra? ¿qué consecuencias acarrea? ¿qué transmite?
• ‘Bendita’, ‘feliz’ son los adjetivos con los que Isabel reconoce en María a una persona de Dios. ¿Con qué adjetivos nos reconocerían hoy a quienes somos seguidores de Jesús y a quienes ‘portamos’ la salvación?
• Estar llenos de Espíritu Santo permite contemplar la realidad con una profundidad de fe. Isabel reconoce en María a ‘la madre de mi Señor’ y sabe que el salto de su criatura es ‘de gozo’. ¿Nuestras lecturas de la realidad tienen la profundidad y la marca de estar hechas desde la profundidad del Espíritu Santo, o atravesadas por él, o no se diferencian mucho de otras lecturas hechas por los analistas del mundo?
• Nótese la importancia textual del término ‘seno’: el seno de María, el seno de Isabel. Es en lo más profundo de ambas mujeres donde actúa Dios y, desde ese lugar-origen de la vida, todo se desenvuelve desde Dios. ¿Nosotros tenemos a Dios en nuestro más profundo seno? ¿Dejamos que Él actúe desde nuestro más interior y genuino ‘yo’? ¿O más bien lo situamos en esferas más superficiales para que no trastoque nuestros intereses?

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.
Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

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