02 diciembre 2015

II Domingo de Adviento: Todos verán la salvación de Dios

San Juan Bautista nos ayuda a prepararnos para lo bueno, para lo mejor, para la venida del Señor. Nos lo recuerda para que no se nos olvide, y para que verdaderamente nos demos cuenta de lo más importante de la Navidad que dentro de poco celebraremos.
A veces en la Navidad nos dejamos llevar por los días de vacaciones, por las comidas con la familia, nos juntamos con los abuelos, con los primos, y los pasamos muy bien. Por los regalos que nos traen los Reyes Magos. Todo esto está muy bien y es muy importante. Pero no podemos olvidarnos que el centro de la Navidad es que un niño muy pequeño nacido en un establo pobre y humilde, vino al mundo para ser nuestra luz, para estar con nosotros en los momentos difíciles, para que sintamos a Dios, su Padre, lo más cerca posible de nosotros, para que sepamos que Dios no espera a que nosotros vayamos hacia Él, sino que es Dios el que da el primer paso, el que da el primer abrazo, el que siempre nos busca para estar con nosotros porque nos quier mucho, infinito…
Para hacer vida el evangelio
  • Piensa en una persona que sepas que te quiere mucho y escribe una situación en la que esa persona te ha demostrado que te quiere tanto.
  • ¿Por qué sabes que una persona te quiere? ¿Cómo sabes que Dios te quiere, que siempre está pendiente de ti?
  • Escribe un compromiso sencillo para que en esta semana tu le puedas demostrar a Jesús todo lo que le quieres.
Oración
Dios vino y se quedó.
Gracias Dios Santo.
No hay en la historia de la humanidad
hecho más importante
y a la vez más beneficioso
para todos los humanos.
Porque el que viene
no sólo es el Hijo de Dios,
sino que además viene para hacernos como Él, 
viene para salvarnos
de nuestros pecados,
viene para hacernos hijos de Dios,
hermanos unos de otros,
hijos del mismo Padre.
Gracias Dios Padre, muchas gracias
por mandarnos a tu Hijo.
Gracias Jesús por venir.

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