16 diciembre 2015

IV Domingo de Adviento: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

Isabel, la prima de María, supo darse cuenta al instante que lo que María llevaba en su vientre era alguien muy especial, que era el Hijo de Dios. Es maravilloso ver que hay personas que descubren la grandeza en los demás, como Isabel se dio cuenta de que en María estaba sucediendo algo excepcional, que el mismo Dios había hecho algo muy grande con ella, lo más grande que podía hacer.
Escribe un compromiso sencillo que te ayude a ser una persona que lleva a Dios dentro y que es capaz de vivir así para los demás.
Y entonces dice una de las frases que para los cristianos es más importante, porque rezamos al Señor con ella en muchas ocasiones: “¡Bendita tu entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Esta frase ha estado presente en la historia de la Iglesia, nos la hemos entregado unos cristianos a otros a lo largo de muchísimos años y de muchas situaciones difíciles. Y ha llegado hasta el día de hoy.
Pidámosle al Señor que nos haga sensibles como Isabel, para descubrir también que el Señor está dentro de las personas, que todos llevamos al Señor dentro y que necesitamos estar más atentos para descubrir en los demás la presencia de Dios.
Para hacer vida el evangelio
  • Escribe el nombre de una persona que tú conozcas y que hayas visto en ella la presencia de Dios.
  • ¿Por qué crees que esa persona lleva a Dios dentro? ¿Cómo debe ser una persona que lleva a Dios dentro?
  • Escribe un compromiso sencillo que te ayude a ser una persona que lleva a Dios dentro y que es capaz de vivir así para los demás.
Oración
Estamos en vísperas
de la celebración de la Navidad, 
el nacimiento del Hijo de Dios.
Hoy quiero dirigir mi plegaria a Ti, 
María, la madre del Hijo de Dios, 
porque la Navidad fue por Ti posible.
Tú te ofreciste al Proyecto de Dios Padre con total disponibilidad. 
Gracias María, hija de Israel,
vecina de Nazaret, esposa de José,
la mujer de fe, la madre de Jesús
y madre nuestra, la llena de gracia, 
la sin pecado concebida,
la disponible a cooperar
con el Plan de Dios sin reservas.
Eres a la vez tan grande y tan humilde, 
eres tan cercana y tan elevada,
eres tan santa y tan como nosotros…

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