20 enero 2016

Domingo 24 enero: Recursos (Domingo III de Tiempo Ordinario)

JESÚS, LA BUENA NOTICIA
Juntos en asamblea, como el nuevo Israel de la primera lectura, la Palabra de Dios es la que nos convoca. Esa misma Palabra que Jesús “desenrolla” del rollo del profeta Isaías para anunciar lo sorprendente: “Hoy se ha cumplido esta Palabra”. Aquella Palabra que leía Esdras y ante la cual una multitud lloraba al escucharla. Esa misma es ahora Palabra hecha carne en Jesús. Él es la Palabra de nitiva que nos reúne en un solo pueblo nuevo –diverso y unificado- «que tiene como meta tu reino, como estado, la libertad de tus hijos, como ley, el precepto del amor» (Prefacio Común VII).
Este domingo, pues, es el domingo de la Buena Noticia que anuncia Jesús con su vida y su Palabra. Todos los domingos escuchamos una y otra vez la Palabra. Por eso hoy, ponemos en ella un acento especial.
Liturgia de la Palabra
De un modo solemne, quien hace la primera lectura se acerca al ambón, desde su sitio en la asamblea, portando una vela o un cirio y mantiene así la luz encendida durante toda la lectura. Al acabar, va hasta el centro del presbiterio o el lugar más apropiado, pero relevante, donde estarán preparados tres candelabros –o algo similar- y coloca la luz en una de los extremos.
Mientras se canta el Salmo responsorial -«Tus palabras, señor, son espíritu y vida» (ver al nal la melodía de Antonio Alcalde) o “Tu Palabra me da vida”- alguien, desde el fondo de la asamblea trae el libro de la Biblia que se coloca a los pies del candelabro central. Toda la asamblea escucha de pie el Salmo Responsorial.

Para la segunda lectura –de nuevo todos sentados- haremos lo mismo, desde otro lugar de la asamblea, distante del anterior. Hará la lectura con la luz en la mano y, al acabar, la llevará hasta depositarla en el otro candelabro –o similar- del extremo.
El sacerdote, igualmente leerá el evangelio con un cirio o vela mayor que los dos anteriores. Es un momento propicio para proyectar –si se tienen medios- algunas imágenes que “actualicen” los colectivos para quienes Jesús anuncia la “Buena Noticia”: desahucios, cola de parados, inmigrantes, mujeres maltratadas, cárcel, enfermos, ancianos, etc. Al acabar, alzará el leccionario para decir: « ¡Palabra del Señor!». Y llevará el cirio igualmente al centro del presbiterio para colocarlo entre los otros dos. Y besará el libro de la Biblia antes de ir al ambón donde tendrá la homilía.
Envío
Tras la bendición, el sacerdote dice éstas o similares palabras:
Hemos escuchado hoy la Palabra de Dios en la que Jesús anuncia la Buena Noticia. En la sinagoga de Nazaret, Jesús expone su misión, que es también nuestra misión y envío:
Una persona de la asamblea trae un rollo a modo de códice en el que, a medida que el sacerdote repite las palabras de Jesús, va desplegado y mostrando imágenes –fotografías fotocopiadas- de las actualizaciones a las que nos referimos en la lectura del evangelio.
“El Espíritu del Señor me ha enviado –y nos envía a todos nosotros- a anunciar la Buena Noticia 
• a los pobres, a los débiles, a los inmigrantes y parados, a los desahuciados de sus casas, a los sin techo y refugiados… (se despliega el pergamino); 
• para anunciar la libertad y la esperanza a quienes sufren –justa e injustamente- en las cárceles de nuestras ciudades, a los inocentes en espera de juicio, a los ya reinsertados pero no totalmente libres, a los que en esas cárceles son sometidos a abusos (lo mismo) 
• a los que viven su propia cárcel por la droga, el alcohol o la ludopatía (lo mismo)
• a quienes tienen su mente o su corazón presos por su propia enfermedad o su dolor inconsolable… (lo mismo)
• para devolver la vista a los que están cegados, a los que no quieren ver, a los indiferentes e insensibles, a los ciegos de consumismo y de dinero, de poder, de prestigio o de apariencia… (lo mismo)
El Espíritu del señor me ha enviado, a mí y a todos vosotros- a liberar a todos los oprimidos porque Dios está con ellos, está de su parte… ¡Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír!
Hermanos: Hagamos que hoy se siga cumpliendo lo que Jesús hizo entonces y lo que quiere seguir haciendo con nosotros. ¡Podéis ir en paz!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario