18 marzo 2016

Jueves Santo: Moniciones



MONICIÓN DE ENTRADA

Nota.- Esta monición debe hacerse antes de la entrada del sacerdote y sus ministros que lo harán en silencio hasta la llegada al altar.

Dentro de unos instantes vamos a recibir en silencio al sacerdote, pero antes queremos deciros que vamos a celebrar sobre todo el Amor de Dios en la forma de la Institución de la Eucaristía. Y el amor de Cristo por todos sus discípulos –los de antes y los de ahora—a quienes les lava los pies. Hoy en todas las iglesias del mundo se repetirá estas muestras del amor de Dios a sus criaturas. Abramos, pues, nuestros corazones al amor, dejemos nuestras diferencias y comencemos a seguir al Señor Jesús en estos días fundamentales para nuestra Fe.




MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- La primera lectura esta sacada del Libro del Éxodo nos habla de las prescripciones que Moisés dio a los judíos para celebrar la Cena Pascual y donde se da especial importancia a la “Víctima sin mancha”. Y así Moisés profetiza sobre Jesús.

S.- El Salmo 115 es un cántico de alabanza para el Señor que nos ha salvado. Originariamente los judíos lo utilizaban como plegaria de acción de gracias por las enfermedades curadas. Nosotros hoy debemos esperar la curación de manos de Jesús que ha instituido la Eucaristía para nuestra salud eterna.

2.- El breve texto de la Carta de la Carta de San Pablo a los Corintios –que es nuestra segunda lectura—contiene el texto más antiguo sobre la institución de la Sagrada Eucaristía. Y sus palabras son hoy parte del rito de la Consagración. Importante texto que hemos de escuchar con especial atención y recogimiento.

3.- Jesús, según narra el Evangelio de Juan, en la escena del lavatorio de los pies lo que hace es ofrecer amor sin límite y quiere decirnos algo nuevo a nosotros que nos hemos reunido con Él para celebrar la pascua. “Mirad, yo no sólo vine para dar pan a los hambrientos, he venido a ser pan para todos; por eso quiero hacerme pan, para entrar en cada uno de vosotros a daros fuerza para que no os desborde lo que vendrá mañana. Al mundo de hoy todo esto le resulta difícil entenderlo, pero sólo éste es el verdadero amor. Para amar en serio hay que despreciar los puestos de honor, hay que doblar las rodillas para servir, hay que levantar las manos para dar. “Sabed que Yo os he amado hasta el extremo. Haced vosotros lo mismo”



MONICIÓN ANTES DEL LAVATORIO

La narración del Evangelio, que acabamos de escuchar, nos lo muestra bien claro. Jesús, adoptando un papel de esclavo –sólo estos lavaban los pies a los hombres libres—les muestra su amor y les da ejemplo a los discípulos lavándoles los pies. Todos hemos de servir a los hermanos y no esperar ser servidos. Profundicemos, con emoción, en este misterio de amor que Cristo nos mostró hace más de dos mil años. Y veamos, hoy, en el sacerdote que lava los pies a nuestros hermanos un continuador humilde de la gran lección del Salvador.



MONICIÓN PARA LA RESERVA Y PROCESIÓN AL MONUMENTO

Con la gran emoción que hemos sentido en todos los actos de esta celebración, vamos a acompañar en procesión, al Sacramento del Amor, al Cuerpo de Cristo, que se reserva, para la comunión de mañana, en el Monumento que hemos preparado. Y si hoy hemos visto el amor de Jesús en dos signos maravillosos, mañana asistiremos a la consumación suprema de su amor con la entrega a la muerte y una muerte de Cruz. Preparemos nuestro ánimo para la celebración de mañana, Viernes Santo, testimonio de la entrega total de Jesús de Nazaret por nuestra salvación.



MONICIÓN

Nota: Si se considera oportuno puede recitarse por toda la Asamblea, y como acto previo a la despedida, esta oración del padre Javier Leoz muy indicada para estos momentos. Se deben preparar, entonces, las fotocopias necesarias.

Recemos todos juntos esta breve plegaria que nos acerca con fuerza a los misterios de esta tarde de Jueves Santo.

A VUESTROS PIES…

¡A vuestros pies, hermanos!

Caeré envuelto con la toalla de mi comprensión

ataviado con el traje del que sirve más y mejor

fortalecido con la jofaina de la oración

enriquecido con el agua de la fe

empujado con las armas de la oración



¡Sí! ¡A vuestros pies, como Jesús!

Me inclinaré para, en esos pies sufrientes

encontrar las huellas de un Dios invisible pero visible

triunfante pero presente en la humanidad doliente

celeste pero abrazado al hombre bajo mil cruces



¡A vuestros pies, hermanos!

Dirigiré mis ojos, mis manos y mi corazón

Mi ojos para ver en ellos el rostro de Cristo

Mis manos, para ser testigo de la fe y del Evangelio

Mi corazón, para no quedarme disfrazado en palabras

Gracias, Señor, porque al buscar mis pies

me indicas y sugieres el camino que he de seguir

para amarte, servirte y ofrendarte mi vida entera:



¡EL AMOR QUE SE DA CAYENDO A LOS PIES DE LOS DEMÁS!



EXHORTACIÓN DE DESPEDIDA

Hemos iniciado el Triduo Pascual. Nos acercamos a la muerte del Señor y a su gloriosa resurrección. Son horas de enorme intensidad. Tengamos el ánimo dispuesto para seguir celebrando los misterios de nuestra fe. No cerremos nuestro corazón cuando, ahora, salgamos del templo. Meditemos en nuestras casas todo lo que hemos vivido hoy aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario