23 septiembre 2017

LLEGAR A TIEMPO O NO PERDER EL TREN Por Pedrojosé Ynaraja


Resultado de imagen de XXV del Ciclo A

1.- El pueblo de Israel pese a ser originariamente un pueblo beduino, pastor era su ancestro, el patriarca Abraham, su principal fuente de ingresos era agrícola y la distribución de su tiempo la marcaban las cosechas. Época de siembra, cosecha de la cebada, recolección del trigo y la vendimia. (Paralelamente el cultivo y recolección del olivo en ciertos parajes). A la última faena agraria le seguían las fiestas de Sucot. Días a los que les habían dado cierto contenido religioso, pero que en realidad, eran jornadas vacacionales. Aun hoy en día ocurre así, de algún modo.

2.- Tuve en mi niñez una vez ocasión de estar en mi pueblo, Pozaldez, durante la vendimia y se me permitió colaborar en los trabajos que comporta. Recogí algunos racimos que deposité en los cuévanos, cargaban los mozos en los carros el fruto de los majuelos y observé luego como algunos hombres pisaban la uva en el lagar. Aunque hayan pasado de lo que cuento más de 70 años, conservo en la mente una curiosa película, que de cuando en cuando, reviso nostálgico. Labor de finales de verano a la que seguía dejar reposar en paz el mosto en la bodega y darse a la fiesta fuera de casa.


3.- Se nombra en el relato el denario. La semana pasada ya me referí a esta moneda. Repito brevemente. Era de plata, su peso oscilaba alrededor de los 4 gramos, pero en sucesivas emisiones fue disminuyendo hasta llegar a poco más de 2 gramos. Como se trataba de moneda acuñada, su valor era el facial. Al principio figuraban en anverso y reverso divinidades o diseños simbólicos, más tarde la figura del personaje que las autorizara, por ejemplo el emperador. Acuñada en diferentes cecas y tiempos, era común en todo el imperio romano, “generalmente bien aceptada” como se dice hoy del dinero. Tantas y en tantos lugares se estamparon, que ya en aquel tiempo aparecieron falsificaciones. De los tres denarios que poseo, uno de ellos es falso ¡cuantos más habrá! (el que le enseñaron a Jesús, no lo sería, bien seguro).

4.- Pese a haber cambiado los tiempos, aun hoy en día existe el trabajador temporero, muchos de los actuales son foráneos y su ocupación a veces clandestina. En la parábola no ocurre esto, el empresario contrata legalmente. Por contrato o a destajo, el sueldo es uniforme, según convenio. El trabajo agrícola se inicia al amanecer y dura hasta la puesta del sol. Los descansos son breves. La jornada en la viña resulta agotadora. El empresario contrata de acuerdo con la extensión de sus viñedos y la previsión climática.

5.- Ahora bien, puede ocurrir que haya errado el cálculo o que las nubes aparezcan y un chaparrón o un pedrisco pueden echar al traste toda la cosecha y perderse frutos y trabajos. Tratando de salvar lo que se pudiera contratar postrera ayuda podía salvar de estropear muchos granos, que, de otra manera se pudrirían. Algo así deberían imaginar los que escuchaban al Señor, cuando les contaba la parábola del evangelio de la misa de hoy. La enseñanza del Maestro es que no es lo mismo la actuación legal, que la conducta generosa. Que la justicia equitativa no es norma universal. Que abunda más la bondad.

6.- Detened por un momento, mis queridos jóvenes lectores, vuestra imaginación y reflexionad: Dios más que obrar en estricta y sola justicia, sin por ello ser injusto, es fundamentalmente generoso.

--Donde hay temor, no hay amor, dirá inspirado San Juan. (I Jn 4,18)

--Jesús, Hijo de Dios, dijo que nos consideraba amigos (Jn 15,14). Mantened, pues, vosotros el alma repleta de su paz.

--Los primeros, los del amanecer, acudieron de inmediato. ¿Qué hubiera pasado si hubieran esquivado el bulto?

--Los del mediodía, ídem de ídem.

--Los del atardecer, se incorporan también.

--Que se incorpore ahora cada uno de vosotros, mis queridos jóvenes lectores, sea la hora que sea la que os está llamando.

--Nunca es tarde. Pero no se puede perder el tren que se detiene enfrente y nos invita a subir y marchar a colaborar en las labores de su Reino.

--Niños, jóvenes, maduros y ancianos, si somos fieles a la invitación, a la llamada, recibiremos la paga, mejor dicho, el premio generoso.

7.- Me gusta a veces, estando reunidos, repasar la historia e ir recordando personas que han ido diciendo un sí definitivo y comprometido a Dios, en diferentes etapas de la vida. Desde Tarsicio, siete años, Dominguito de Val, Domingo Savio, María Goretti…. Con seguridad el llamado Dimas, según la tradición, el anónimo buen ladrón que acompañó a Jesús en el Calvario, fue el último jornalero invitado y resultó ser también, ironías de la historia de la salvación, el único “canonizado” en vida.

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